Copiar nunca fue tan fácil, ni tan difícil. Parece incongruente, pero no lo es. El acceso a la información es, a día de hoy, infinitamente mayor, de manera que podemos acceder a una tesis doctoral alemana con un solo click. Sin embargo, también existen sistemas como Turnitin capaces de detectar entre millones de publicaciones si un estudiante ha copiado.

Casos sonados como el del ex rector de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Fernando Suárez Bilbao, envuelto en un auténtico escándalo por su trayectoria a la hora de plagiar -lo hizo hasta en 11 publicaciones- hicieron saltar todas las alarmas.

Pero lo cierto es que el llamado 'copia-pega' es una práctica más extendida de lo que gustaría contra la que luchan ya la mayor parte de las universidades españolas.

Con millones de textos

Turnitin es el programa informático estrella anti-plagio. Utilizado en 140 países y 15.000 instituciones, dispone de 300 millones de documentos archivados, 110.000 publicaciones académicas y 45.000 millones de páginas web rastreadas.

Se trata de un software caro, pero muy eficaz por el que en instituciones como la Universidad de Santiago de Compostela han comenzado a pasarse todos los trabajos de fin de grado y fin de máster, además de las tesis doctorales. En pocos minutos el sistema te ofrece el porcentaje de texto que se ha extraído de otro ya publicado.

Permitido citar

Y ¿qué pasa con las citas?, se preguntan algunos. Por supuesto, se puede citar. Es más, Turnitin “advierte de que se está citando”, detalla a ELPLURAL.COM Raúl Canay, profesor del departamento de Economía Financiera y Contabilidad de la USC. Pero “hay que hacerlo correctamente”, pues de lo contrario, el programa lo considera plagio.

Este es uno de los problemas frecuentes con los que se encuentra el profesorado. “Los alumnos suelen alegar que no se les ha explicado cómo hacerlo, pero casi nunca es así”, apunta Canay. “Algún estudiante de los que he pillado yo, me consta que había hecho el curso de formación en el que se les informa de cómo hacerlo”, explica.

Suspendidos y expedientados

En caso de que se detecte plagio en un trabajo, la decisión está en manos del profesor. Depende del curso en el que esté el afectado, del porcentaje de copia y de cómo esté distribuída ésta, pues de ahí se desprende si es mala praxis o mala fe. “Siempre se penaliza, pero hay quienes están a favor del suspenso directo y quienes no”, puntualiza este profesor de la USC. “Si detectas que el alumno ha copiado y está en primer curso, puede ser más efectivo sancionarle reduciendo la nota y dárle un toque de atención”, apunta Canay.

Ahora bien, en los trabajos de fin de grado, máster y tesis “no hay margen. Si se les pilla haciendo trampas suspenden la convocatoria y pueden ser expedientados”.

¿Por qué copian?

El porqué copian los estudiantes, responde, a juicio de Raúl Canay, a “una combinación de varios factores: comodidad, desconocimiento, … El problema es que “no les parece demasiado importante hacerlo”, apunta. En las que ecuestas que sobre este asunto suele hacer este docente a sus alumnos la mayor parte de ellos justifica el plagio alegando que “tienen muchos trabajos”.

“Si saben que existe un sistema para detectar el 'copia-pega' ya se cortan, pero es importante mentalizarles y que entiendan que esta práctica va en contra de su propio aprendizaje”, recalca.

Los programas anti-plagio, además, son cada vez más efectivos. “Este tipo de softwares está mejorando mucho. Algunos empiezan, incluso, a aplicar temas semánticos, de manera que si copian pero sustituyen las palabras por sinónimos también lo detectan”, explica.

¿Cuánto copian?

Sobre el porcentaje de plagio existente dentro de las universidades no hay análisis que arrojen porcentajes, pero el profesorado coincide en que esta práctica existe todavía. En las encuestas realizadas por el Canay entre sus alumnos, más de la mitad de los estudiantes reconocieron haber realizado copias de fragmentos de textos de años anteriores en más de una ocasión.