El Papa Francisco era enterrado el pasado sábado y la Iglesia mira ya hacia el futuro. Después de días emotivos en el seno del catolicismo en particular y de buena parte de la sociedad en general por el pontífice que, para muchos, ha supuesto un antes y un después en la forma de percibir y trasladar la institución, el devenir de esta entra en un momento decisivo.

Esta semana están teniendo lugar los debates que darán pie al nombramiento del sucesor de Bergoglio, una realidad que será tal, previsiblemente, a partir de la semana que viene. Desde este mismo lunes, los miembros eclesiásticos entran a votar en la Capilla Sixtina dos veces por la mañana y otras dos por la tarde, si bien los nombres papables se mantienen en boca de todos durante las conversaciones posteriores en pasillos, comidas y habitaciones durante la clausura del cónclave. Así, la cita clave se dará la semana que viene, cuando se concretarán los favoritos para elegir al Papa.

Mientras tanto, se mantiene la respuesta popular tras el fallecimiento del pontífice argentino, cuya tumba se mantiene en la basílica de Santa María la Mayor, donde se han formado larguísimas colas para despedir al que hasta su muerte ha sido el máximo representante del catolicismo.

Con la mirada puesta en el sucesor de Francisco

Después del luto, los cardenales tienen ya la mirada puesta en el próximo Papa, de manera que este lunes se celebran la quinta y sexta congregación general. Desde este momento ya se sucederán dos reuniones, una por la mañana y otra por la tarde, a la que pueden acudir hasta 252 purpurados (a la última asistieron 149). Cabe destacar que a estas reuniones pueden acudir los cardenales que entrarán en el cónclave y cualquiera que sea mayor de 80 años.

Paso a paso, este lunes la principal decisión que se espera es la fecha que empiece el cónclave, que está previsto, casi con total seguridad y si se obedece estrictamente a los tiempos, para los próximos 5 y 6 de mayo. Como mucho, se espera que el cónclave se alargue hasta el día 10 de mayo, pero si alcanza esta fecha -límite para los cardenales- querrá decir que las discusiones se han alargado más de la cuenta.

El principal escollo se sitúa en el cardenal italiano Angelo Becciu, condenado por fraude en un tribunal vaticano en 2023 y al que Francisco despojó de los derechos de su cargo por este motivo, pero que aún así quiere entrar en el cónclave. Él asegura que Bergoglio le dio permiso antes de morir, pero Pietro Parolin, secretario de Estado, ha replicado que esto fuera así y que, en realidad, Francisco terminó por negarle ese permiso.

Un cónclave de “pocos días”

Pocos se atreven a hacer pronósticos sobre el tiempo que durará el cónclave, si bien quienes se atreven a ello vaticinan que será algo de “pocos días”. En estos términos se pronuncia, por ejemplo, el cardenal alemán Reinhard Marx, de 71 años de edad.

“Algunos grupos a lo mejor ven una Iglesia dividida, pero la gran mayoría del pueblo de Dios dice que no es verdad. (...) Los cardenales no pueden ignorar este sentimiento”, ha pronunciad en los últimos días a tenor de la opinión que pasa por un fuerte debate en el seno de la Iglesia católica. En su caso, emplaza a un pontífice que, como Francisco, sea “valiente, libre, creíble profundamente radicado en el Evangelio, con una visión universal”.

Sin embargo, no todos los papables -tampoco los que no lo son y votan- aprobarían esta referencia en la práctica dado que existe ese debate entorno a mantener un camino en la línea del anterior Papa, con una mayor apertura hacia ciertas cuestiones, o volver al conservadurismo más tradicional que también reflejan una parte de los candidatos.

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