Ni un mes lleva en el cargo Rafael Louzán y ya se anota un escándalo para su currículum. Al margen de las críticas por la celebración de la Supercopa de España en Arabia Saudí, motivada por el expresidente de la RFEF Luis Rubiales y el exjugador del FC Barcelona Gerard Piqué, la ‘nueva’ Federación se topaba con los episodios de acoso sufridos por las mujeres de los futbolistas del Real Club Deportivo Mallorca en los aledaños del King Abdullah de Yedda tras el encuentro de semifinales frente al Real Madrid. Tocamientos que, según publica eldiario.es, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas dulcifican, incluso enmendando las vivencias de las parejas de los jugadores bermellones: “Hay que diferenciar bien entre acoso y agobio”.

Desde que el pasado jueves tuvieran lugar estos incidentes en los aledaños del estadio que acoge cada año la Supercopa de España, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) sí ha realizado algunos comentarios a los diferentes medios especializados. Declaraciones que contrastan con las que ha recogido eldiario.es a través de fuentes del ente federativo. Desde el entorno del órgano rector del fútbol en España pedían “diferenciar bien” entre acoso, que “siempre está vinculado a lo sexual” y un “agobio”, que fue lo que pasó, según apuntan estas voces próximas a la nueva directiva que encabeza Rafael Louzán. Acotan que las afectadas se sintieron atosigadas por un “tumulto”, a pesar de que tanto los familiares como los futbolistas y aficionados al club hablaron de tocamientos a sus parejas.

De hecho, subrayan que se confunde “lo que dicen unos con lo que cuentan otros”. No obstante, argumentan que la RFEF estuvo en contacto con el club balear para ver “cómo había ocurrido”, mientras en paralelo se avisaba a las autoridades del país saudí. Desde la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, pese a todo, se esboza una tenue disculpa, pero no por lo sucedido, sino “por quien se haya podido sentir de esta manera”. “Tampoco tenemos muchos más datos aparte de lo que dicen los propios afectados”, relatan al citado medio desde el organismo, que enmarcan el suceso como un hecho “puntual” debido al generoso dispositivo de seguridad que despliega el país ante este tipo de eventos.

La RFEF resuelve que “había muchas mujeres y niños” y que, en este tipo de eventos, “se producen situaciones que nos pueden resultar no demasiado agradables”. Aun con ello, insisten en que fue una “cosa puntual que ya está zanjada”. El organismo emitió un comunicado el lunes en el que no hizo mención expresa a los hechos denunciados por el Mallorca, sino que expresaba que desde que aterrizó la supercopa en Arabia Saudí, se ha impulsado el fútbol femenino. Algo que, según resumía, se nota desde la base “con formación, análisis, metodología y formación física para las entrenadoras además de buenas instalaciones y equipamientos para las jugadoras”. Argumentos a los que se aferraba Luis Rubiales en sus explicaciones por el traslado de la Supercopa a tierras árabes.

De la felicidad, al miedo

Así describía la pareja de Dani Rodríguez, Cristina Palavra, lo sucedido en los aledaños del King Abdullah: “Lo que debía ser uno de los días más felices de nuestras vidas terminó empañado por la angustia y el miedo”. En su cuenta de instragram este pasado lunes, la joven explicaba que jugar la Supercopa es un “orgullo y un capítulo inolvidable” en la carrera de su marido, pero toda esa alegría quedó consumida por el acoso y los tocamientos de los saudíes fuera del estadio y el silencio cómplice de la Federación posterior.

El incidente sufrido por las parejas de los jugadores empañó cualquier atisbo de felicidad por haber participado en el torneo. Palavra detalló que, al salir del partido, en lugar de sentirse seguras, vivieron momentos de verdadero pánico. Explicó que no solo las acosaron con los móviles, rodeándolas mientras ella llevaba a sus hijos pequeños en brazos, sino que también agredieron a algunos aficionados con collejas. Añadió que pasaron mucho miedo, como si las hubieran enviado a un matadero, enfrentándose a una situación que jamás debería haberse permitido. Finalmente, expresó su profunda decepción hacia la RFEF.