Aunque cada vez la población es más consciente del riesgo que supone tomar el sol sin protección, lo cierto es que el número de casos de cáncer de piel no deja de crecer. Aunque la teoría parecemos conocerla, la cultura del moreno que ha imperado en las últimas décadas hace que todavía sean muchos los que se exponen al sol sin control o de forma prolongada aunque sea con protección solar.

Cada año se diagnostican en España alrededor de 3.600 nuevos casos de melanoma. Aunque es un tumor poco frecuente-representa el 1,5 por ciento del total de los tumores malignos-, el índice de mortalidad es muy alto en estadios avanzados.

Generalmente se presenta como lesiones pigmentadas que sufren modificaciones significativas en un corto periodo de tiempo (semanas o meses) en su forma, tamaño o coloración. Suelen ser irregulares en su forma y de coloración heterogénea, aunque no en todos los casos.

Se trata de un tipo de tumor que puede afectar con relativa frecuencia a gente joven, detectándose picos de incidencia a los 20 y a los 40 años. “Hasta la mitad de los casos se diagnostican antes de los 50 años”, advierte el Dr. Jorge Angulo Acevedo, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital General de Villalba, perteneciente a la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid.

Del mismo modo, su prevalencia es ligeramente mayor en las mujeres. Sin embargo, la supervivencia en la población femenina es mejor que en la masculina, probablemente debido a que “se realiza un diagnóstico más temprano, entre otras razones, por una mejor autoexploración”, apunta este especialista.

La mejor prevención, la protección

Dr. Jorge Angulo

Protegiendo correctamente la piel disminuye en gran medida el riesgo de padecer un melanoma. Si bien es cierto que en esta época del año aumenta la exposición solar, hay que tener en cuenta que los rayos ultravioletas están presentes siempre, por lo que es importante evitar los excesos en cualquier estación.

"Hay que hacer hincapié en que no debemos pensar que es solo un problema de esta época. Hay que ser precavido, evitar exposiciones prolongadas, intensas, sin protección… Pero esto debe hacerse durante todo el año, no confiarnos en épocas en las que el sol es menos intenso pensando que no tiene un efecto perjudicial si nos exponemos en exceso y sin protección, porque también lo tiene", afirma el Dr. Angulo.

Debemos protegernos a diario, especialmente en países con una alta intensidad de radiación ultravioleta, como es el nuestro.

Para ello debemos usar un fotoprotector adecuado (FPS recomendado de 50) y “debemos exponernos de una manera responsable y evitando exposiciones prolongadas”, subraya. Se recomienda aplicar el fotoprotector 30 minutos antes de la exposición, de forma generosa y repetidamente, cada dos o tres horas, y renovarlo tras el baño.

Pero no hay que confiar únicamente en las cremas. Hay que hacer uso también debarreras físicas: gorras, gafas de sol, camisetas y ropa de manga larga si vamos a estar expuestos un tiempo prolongado”, asegura este dermatólogo.

 

El tipo de piel importa

Otro aspecto a tener en cuenta es nuestro tipo de piel, el fototipo cutáneo, que viene determinado genéticamente. Los fototipos I y II corresponden a pieles claras, personas rubias de ojos azules, pelirrojos, … que, suelen quemarse y pocas veces broncearse. Los fototipos III a VI tienen menos riesgo y se broncean progresivamente. “Las pieles más claras están menos capacitadas para protegerse de forma natural contra el sol, por lo que se encuentran más expuestas a los daños de la radiación solar”, asevera el dermatólogo.

Existen ocupaciones que aumentan el riesgo de cáncer de piel por estar más expuestos al sol. “Las personas que están expuestas al sol por motivos laborales son más propensas a tener algún problema a largo plazo si no usan una adecuada protección", añade.

Del mismo modo, es vital extremar las precauciones con los niños, ya que se ha demostrado que “las quemaduras en la infancia son un importante factor predictor de un futuro melanoma en la edad adulta.
 

Autoexploración: vigilando las manchas

Si bien es cierto que la mejor manera de disminuir el riesgo de melanoma es la protección, también es fundamental la autoexploración. "Todo el mundo debe conocer su piel y saber qué tipo de manchas o lunares tiene”, recalca el Dr. Angulo. “No es complicado”, puntualiza. “Dos o tres veces al año debemos mirarnos, con ayuda de la familia o de la pareja para explorar zonas más difícilmente valorables por nosotros mismos por su localización”, aconseja. Esta exploración debe incluir toda la superficie de la piel, sin olvidarnos de pliegues, zona genital, plantas de los pies, espacio entre los dedos y cuero cabelludo, en la medida de lo posible. No es necesario un análisis detallado, pero sí hay que tener una imagen general, ya que una modificación significativa, en un periodo de semanas o meses, en el tamaño, forma o color de una lesión pigmentada, debería ser valorada por un dermatólogo.

La autoevaluación a través de las llamadas reglas A,B,C,D,E es una herramienta de gran utilidad.

  • A – ASIMETRÍA: la mitad del lunar es diferente de la otra.

  • B – BORDE: irregular, mal definido u ondulado

  • C – COLOR: variación de color de una zona a otra. Diferentes tonos de marrón, negro y a veces blanco, rojo y azul.

  • D – DIÁMETRO: las lesiones de más de 5 milímetros requieren más atención.

  • E – EVOLUCIÓN: Cambios en forma, tamaño o color en un periodo corto de semanas-meses

Otro de los aspectos a tener en cuenta es si un lunar sangra o se ulcera de forma espontánea o si pica o se irrita de forma constante y persistente. Es importante estar atentos y acudir al médico ante la más mínima duda. El hecho de que un lunar haya sufrido alguna modificación en su forma, tamaño o color, no significa que sea maligno necesariamente, pero sí debería ser valorado por un dermatólogo.

Por último, las personas con antecedentes personales o familiares de melanoma deben tener un seguimiento periódico, con la frecuencia que le recomiende su dermatólogo.
 

Mapeo digital

Para el seguimiento de las lesiones de la piel, el Servicio de Dermatología de Hospital General de Villalba dispone de dermatoscopia digital, un sistema que “realiza un mapeo digital de los lunares y permite ver, con una calidad muy alta, el patrón dermatoscópico de las lesiones sospechosas que detectamos”, explica el Dr. Angulo.

Asimismo, “ofrece la posibilidad de detectar nuevas lesiones o mínimos cambios que para el ojo humano pueden pasar desapercibidos”.

Esta tecnología, por tanto, resulta muy útil para “detectar cambios sutiles o melanomas en fases muy iniciales”, concluye.