El concepto de las generaciones se ha usado desde los años 50 o 60 para describir cómo ha ido evolucionando el comportamiento de los incendios, que cambia, según se ha visto, alrededor de cada década. Los de sexta generación son aquellos que son capaces de modificar la meteorología a su alrededor.

"En el caso del fuego en Sierra Bermeja (Mälaga) se ha visto que cada día se forma un pirocúmulo (una nuebe de fuego) o incluso dos. La columna del incendio desprende tanta energía que es capaz de producir una propia nube o una tormenta. Está generando unas corrientes y oxigenando muchísimo el incendio y esto es lo que le está dotando de esta grandísima virulencia que hace que el agua se evapore antes de caigan las lluvias", según ha explicado Víctor Resco, profesor de ingeniería forestal en la Universidad de Lleida en Antena 3. "La única esperanza que queda muchas veces es que llueva. Se trata de una tendencia y cada vez son más comunes, como los ocurridos en 2017 en Portugal, donde 67 personas murieron en el incendio de junio, según ha explicado Víctor Resco, profesor de ingeniería forestal en la Universidad de Lleida en Antena 3", ha añadido.

El riesgo de los incendios con el cambio climático

El experto ha advertido de que "el problema va a ir a más porque tenemos zonas boscosas con una elevada continuidad de combustible donde la masa vegetal está completamente conectada como pueden ser los Pirineos. Actualmente no hay incendios porque hay humedad, pero a medida que avance el cambio climático si no gestionamos las masas de una forma proactiva pasarán a ser inflamables. Estamos viendo un previo de lo que puede suceder, si no hacemos nada".

Según Víctor Resco, el incendio de Sierra Bermeja, en Málaga, es un incendio del que no se tienen registros. Desde este miércoles, el incendio campa a sus anchas y ya han ardido más de 6.000 hectáreas y ha obligado a desalojar más de 2.500 personas de seis localidades.

"La tendencia general -ha profundizado el profesor- es que estamos entrando en una era de incendios que no podemos apagar, unos incendios que están totalmente desbordados más allá de la capacidad de extinción. Sierra Bermeja tenía un régimen natural de incendios, por ejemplo en los bosques de pino marítimo o el abeto andaluz. En el régimen de incendios natural que tenían cada 15 años ocurría un incendio de superficie, de baja intensidad", que "lo que hacía es que eliminaba el matorral y en cierta forma era casi como un riego para los árboles, era positivo. Les permitía crecer mejor y los árboles regeneraban muy bien".

"El problema es que estos incendios con llamas tan altas queman las copas, crean una mortalidad muy elevada de los árboles que conllevan problemas ecológicos y de salud para las personas que tienen que estar confinadas, sobre todo ahora en la situación de la Covid-19. Se han visto casos que aumentan hasta un 10% lo ingresos hospitalarios por estas llamas", ha explicado el experto.