Cada año se diagnostican en España alrededor de dos mil nuevos casos de neuralgia del trigémino, una patología especialmente dolorosa y limitante que afecta a más de 35.000 personas en nuestro país.
El trigémino es un nervio que discurre por la frente, el ojo, la mejilla y la mandíbula y que controla la musculatura de la masticación y la sensibilidad facial. Por ello, en muchos casos el dolor comienza al masticar sonreír, bostezar, lavarse la cara o los dientes o afeitarse.
"Los pacientes sienten un dolor súbito y muy grave, similar a una descarga eléctrica, que suelen experimentar de forma intermitente ante prácticamente cualquier estímulo táctil o térmico en la cara", explica el Dr. Robert Belvís, Coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Este intenso dolor, uno de los tres más graves que existen, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "altera de forma significativa la calidad de vida de los afectados, pudiendo ser extraordinariamente motivo de suicidio", precisa.
En el 34% de los casos, la neuralgia del trigémino impacta en la capacidad laboral y la incidencia de depresión y ansiedad en estos pacientes es casi tres veces mayor de lo que lo es en la población general.
En la mayor parte de los casos, aproximadamente el 75%, la patología se produce por "el contacto anómalo de un vaso sanguíneo con la raíz del nervio", apunta este especialista, que señala que estos son los conocidos como "casos clásicos". Sin embargo, otro 15% están causado por otras enfermedades como esclerosis múltiple, malformaciones o tumores y un 10% son idiopáticos. "Tras un estudio completo, no se encuentra la causa", aclara este médico, añadiendo también que hay un pequeño porcentaje del 1 ó 2% de casos familiares raros.
La neuralgia del trigémino afecta, sobre todo, a pacientes adultos . "Hay un pico de debut sobre los 50 años", recalca el Dr. Belvís. La padecen más las mujeres, en una proporción de 1,5 a 1, y en ambos sexos, la incidencia aumenta con la edad, especialmente a partir de la sexta década de vida.
Los pacientes que tienen esta patología, suelen manifestar episodios de dolor que duran semanas o meses y que van seguidos de periodos libres de sufrimiento No obstante, algunas personas experimentan dolor residual continuo.
Dificultad del diagnóstico
El diagnostico no siempre es fácil y es frecuente que haya retrasos en el mismo. "En la primera consulta, más del 40% de los pacientes obtiene un diagnóstico erróneo, y es habitual que se retrase al menos un año", reconoce el Dr. Belvís. Este especialista recomienda "consultar con un profesional cuando se sienta dolor en la cara de forma persistente o si el dolor vuelve a aparecer una vez que se había aliviado". Asimismo, apunta que es importante prestar atención y "buscar atención médica ante cualquier dolor persistente que no se alivia con los analgésicos habituales".
Tratamientos
En lo que respecta al tratamiento, la opción inicial es farmacológica, por medio de anticonvulsivantes como carbamazepina, oxcarbazepina o lamotrigina. También puede emplearse baclofeno, como relajante muscular y otros fármacos como gabapentina y pregabalina.
Pero si el tratamiento con medicación falla, "debe considerarse la cirugía", apunta el coordinador del grupo de cefaleas de la SEN.
"Con los fármacos actuales se estima que cerca del 80-85% de los pacientes quedan libres de dolor a largo plazo; sin embargo, no siempre funcionan", advierte. "Alrededor de un 20% de los casos no responde al tratamiento o pueden desarrollar efectos adversos y son, precisamente estas personas las principales candidatas a tratamiento quirúrgico,", indica, concluyendo que "existen varias opciones en centros especializados".