El Complejo Deportivo de La Toba, en Avilés (Asturias), vivió el pasado sábado uno de los episodios más feos durante un encuentro de Tercera Alevín, en el que se enfrentaban el Avilés Stadium CF y el Deportivo Valdés CF. Fue allí donde la árbitra del encuentro, Ana López, de 19 años, comenzó a recibir impropios comentarios por parte de la grada.

Padres y madres empezaron a pagar sus frustraciones tras los goles del equipo contrario con la árbitra, que tras tantos gritos, protestas e improperios, no pudo evitar contener las lágrimas y rompió a llorar.

Tras esta escena, entró en juego la valentía y el razonamiento de un niño de 11 años, que le demostró a los padres el uso de la razón y el sentido común. El portero del Avilés Stadium, Pablo Hernández, se dirigió a esos padres con una actitud enfadada y firme: "Callad y dejad a la árbitra tranquila de una vez, ¿no veis que está llorando? ¡Parad, parad!".

En ese instante, lo único que pasó a escucharse fueron los mensajes de apoyo y ánimo a Ana: "Lo estás haciendo bien, venga ánimo". Tras el partido, ambos se reunieron y Ana pudo darle las gracias: "Muchas gracias por todo, eres un ejemplo para los padres". Y el pequeño contestó de la forma más sincera posible: "Me daba pena que llorases y me parece que la situación ha sido injusta. Son los padres los que deben transmitir otros valores".

Desgraciadamente, esta no es una situación aislada, ya que continuamente se repiten insultos e improperios a las mujeres que arbitran los distintos partidos deportivos. Grave también es el hecho de que la mayoría de las veces estos insultos se producen en partidos infantiles y juveniles, donde los padres muestran a sus hijos lo que nunca se debería consentir, y menos transmitírselo a sus hijos, que es la falta de respeto hacia la mujer.