Las esperadas vacaciones de Navidad están ya a la vuelta de la esquina para los escolares, muchos de los cuales cuentan los días para la llegada de Papá Noel y los Reyes Magos.

Sin embargo, si nuestros hijos padecen Trastorno del Espectro Autista (TEA) o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), es importante prepararles para la que con probabilidad es la época más caótica del año.

“Si las vacaciones son siempre ambientes desestructurados, las Navidades lo son más que ningún otro periodo festivo”, explica a ELPLURAL.COM la doctora Cristina Cordero Castro, neuropediatra del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Madrid.

Aunque se trata de patologías muy distintas, en ambos casos la ruptura de la rutina habitual resulta contraproducente. “El problema va a ser diferente en unos y otros, pero tiene efectos negativos sobre ellos. Por ejemplo, los niños con TEA son pacientes que, por regla general, tienen mucha rigidez de rutinas, con frecuencia sufren ansiedad ante las aglomeraciones y no les suelen gustar los ruidos fuertes, aspectos muy propios de la Navidades”, detalla esta especialista.

La anticipación

Es conveniente, por tanto, “ir preparando con los niños los aspectos que puedan desestabilizarlos”.

En niños con Trastorno del Espectro Autista es fundamental “trabajar con la anticipación”, indica la doctora Cordero. “Suelen hacerse calendarios de las Navidades para que el niño sepa que día va a ser ‘normal’ y cuál va a ser muy distinto. Saber qué va a pasar les aporta seguridad”.

“Para un niño con TEA las reuniones familiares pueden resultar muy estresantes”, señala esta neuropediatra. “En algunos casos es conveniente, incluso, anticiparse a las mismas mostrándole al pequeño fotos de las personas a las que va a ver, darle los nombres, recordarles el parentesco, ...”

Es importante, no obstante, conseguir un equilibrio. “Demasiada anticipación también puede generarles ansiedad”, destaca este médico del hospital madrileño Rey Juan Carlos. “Cada niño es un mundo y cada padre conoce a su pequeño, por lo que suele saber cuánto tiempo puede anticiparse”.

Los niños con TEA “quieren que se repita todo. Hay casos en los que incluso un cambio de acera para ir al colegio, genera un problema”.

La Navidad es, además, una época de mucha excitación. “Los pequeños saben que van a venir los Reyes Magos y se ponen muy nerviosos. Saben que va a haber regalos, pero tienen cierta incertidumbre sobre lo que va a llegar, y muchas veces somos los propios adultos los que les jaleamos. Sin embargo, en niños con TEA, esto puede resultar perjudicial”.

Estructurar el tiempo libre

En el caso de los niños con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, el problema que puede generar la Navidad “no es de ansiedad o de que se transforme en una mala experiencia, pero si no se enfoca bien, el pequeño estará muy alterado y movido”.

Los consejos, por tanto, varían. En este tipo de pacientes, la anticipación no es tan importante como la estructuración del tiempo libre. “Son niños que no se saben planificar bien y eso les genera confusión y hace que se alteren más”, destaca la doctora Cordero. Por ello es fundamental “dejarles poco tiempo sin organizar”.

“Se deben respetar los horarios de las comidas y de sueño y estructurar el ocio. Hay que pensar en juegos en los que los padres estén implicados y no esperar a que se metan en su cuarto y se entretengan solos”. Hacer alguna manualidad o receta también es aconsejable.

En Navidades, como en otros periodos vacacionales, es importante, insiste esta neuropediatra “intentar compartir tiempo con ellos y evitar el exceso de videoconsolas y móviles”.