Volar dentro de un edificio, dibujar en el aire o bailar al ritmo de un robot, estas son algunos de los ejemplos de cómo la tecnología está cambiando la forma en la que nos divertimos y consumimos nuestro tiempo libre.

Y, sin lugar a dudas, una de las formas más impresionantes de hacerlo es meterse en el túnel de viento más grande de Europa para experimentar la sensación de volar sin salir de un edificio. Esto es lo que pudimos probar este miércoles, una sensación difícil de describir, breve pero intensa.

Cambiando la gravedad

Tras una breve instrucción, nos introdujimos en el túnel de viento, intentando en los primeros momentos mantener la postura que nos habían enseñado, tensos como un palo y con la cabeza bien levantada para ser lo más aerodinámicos posibles. Sin tener tiempo para acostumbrarse, la sensación de ser empujado hacia arriba cambia a la de estar en caída libre sin paracaídas.

Dos rondas de minuto y poco son suficientes para que el instructor te guíe hasta lo más alto del tubo y experimentes la completa sensación de volar, más aún si cierras los ojos y la adrenalina te sube al imaginarte cayendo entre nubes blancas en un día de sol.

Y de repente se acabó el tiempo. Unas luces azules se entienden en el fondo del tubo y te tienes que agarrar fuerte a la pequeña puerta para salir. Te sientas y notas como tu cuerpo recupera su normal gravedad mientras sientes aún el estruendo del viento en tu cabeza, así como la leve vibración de toda la estructura. Se ha acabado, pero no se olvidará esta experiencia por Madrid Fly.


Realidad aumentada

Y después de esta realidad intubada, pasamos a la realidad aumentada que nos ofrecieron en el evento mientras esperábamos nuestro momento volador. Sin duda Iberdrola se trabajó su celebración del Día del Viento dejándonos probar los distintos tipos de gafas de realidad virtual que están llegando al mercado de los gadgets.

Desde montarse en un barco rodeado de generadores de viento en medio del océano, recorrer sobre una plataforma móvil un montañoso recorrido de motocross o poder dibujar cualquier cosa a tu alrededor y en tres dimensiones. También hay que probarlo para entenderlo.

Nuevas tecnologías al servicio de la diversión, que pueden llegar a desbancar a los tradicionales parques de atracciones, pero que mirando más allá podemos ver los muchos potenciales que tiene para áreas más profesionales. Aunque para conseguir la sensación de volar siempre será necesario algo de viento.