Durante el desarrollo embrionario hay distintos genes que se expresan  participando en la formación de diferentes tejidos. Tras el nacimiento, permanecen silentes. Sin embargo, en situaciones patológicas estos genes se reactivan.

Este es el caso de la proteína Gremlin, uno de esos genes de desarrollo que, según han comprobado investigadores de los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz y la Paz, trabajando juntos en la Red de investigación renal, REDinREN, y de las universidades Autónoma de Madrid, y Austral de Chile, está implicada en la enfermedad renal.

“En situaciones de daño renal crónico, la proteína Gremlin se expresa y provoca cambios en la función de las células renales”, explica a ELPLURAL.COM la doctora Marta Ruiz-Ortega, una de las integrantes de este equipo.

“Las células del epitelio tubular renal pierden sus características, dejan de funcionar como un epitelio polarizado y se altera la función renal normal”, aclara. “Hemos observado que estas células pueden transformarse en otro tipo celular, adquieren propiedades de fibroblasto contribuyendo al proceso de fibrosis renal”, detalla, lo que hace que el tejido normal sea reemplazado por colágeno. “Se produce un cambio desde un fenotipo sano/normal a uno patológico de secreción y formación de tejido conjuntivo (fibrosis)”, resume.

Una línea de trabajo, varios resultados

Hace años que estos especialistas iniciaron esta línea de trabajo. En este tiempo han determinado también que la proteína Gremlin, es capaz de unirse a un receptor, el llamado VEGFR2, regulando la respuesta inflamatoria renal.

Del mismo modo, en otro estudio centrado en la Glomerulonefritis Crescente, una patología de origen inmune, están estudiando si Gremlin “podría ser un biomarcador en orina del daño renal”, indica la doctora Ruiz-Ortega. A día de hoy esta enfermedad se diagnostica con biopsia, y no se puede predecir que pacientes progresan rápidamente, lo que abre una puerta más que interesante en el manejo de esta enfermedad. No obstante, esta investigadora advierte de que “desde que empezamos a ver que esta proteína está implicada en la enfermedad renal hasta que nuestros estudios lleguen a la clínica, puede pasar más de una década”.

El objetivo está claro: “entender un poco más cómo funcionan los procesos fisiopatológicos renales y tratar de encontrar así una posible cura o tratamiento paliativo para el daño renal crónico”.

Bloquear la proteína

El reto al que se enfrenta ahora este grupo de investigadores es bloquear la proteína. Utilizando técnicas de silenciamiento génico o fármacos experimentales que anulan la actividad de Gremlin sobre las células, ya han observado una disminución en los cambios funcionales y estructurales en las células renales, lo que contribuye a mantener su estructura y función normal.

En este punto, no obstante, “nos hemos encontrado con problemas metodológicos”, que debemos resolver antes de poder ser trasladados estos resultados a estudios pre-clinicos y en un futuro a la practica clínica, dado que “no existen anticuerpos neutralizantes para bloquear Gremlin”, destaca la doctora Ruiz-Ortega, pero seguimos estudiando “cómo hacerlo”.