En Reino Unido, un bebé recién nacido se encuentra en estado grave tras contraer un herpes en el ojo derecho. Posiblemente, el pequeño se contagiase por uno de los muchos besos que recibió en su bautizo.
Según informa La Vanguardia, Noah tenía tan solo cuatro semanas de vida cuando su madre, Ashleigh White, vio que su hijo tenía un ojo inflamado con ampollas, y no dejaba de llorar. El diagnóstico del médico fue que el bebé tenía el virus del Herpes simple 1 (HSV-1), conocido como el beso de la muerte.
“Muchos amigos lo abrazaron y lo besaron en el bautizo, podría haber sido cualquiera de ellos” explicó la madre a Metro. “Solo quiero que más gente se dé cuenta de los riesgos y las consecuencias de besar a un bebé, especialmente a un recién nacido cuando sufres de herpes labial porque sé lo desgarrador que puede ser ver a tu bebé tan mal”, dice Ashleigh.
Para concienciar a la gente del peligro que conlleva besar a un recién nacido, la madre ha colgado en su perfil de Facebook las fotografías de su pequeño.
Ahora Noah tiene nueve meses, y va recuperándose, aunque estuvo a punto de quedarse ciego de un ojo y todavía le queda una larga recuperación hasta que le den el alta definitiva.
Según la Asociación de Virus del herpes de Reino Unido, hay tres canales por los que un bebé puede ser infectado por el virus, que suele ser poco frecuente en lactantes y una causa “muy inusual de muerte neonatal”.
El primero es la infección intrauterina, la forma más rara del contagio con menos del 5% de los casos, que se da cuando la madre contrae el virus al final del embarazo. El segundo es la infección neonatal, que se da en el 85% de los casos. Se origina por el contacto del recién nacido con secreciones genitales del canal de parto infectado.
Y la tercera, la infección posnatal ocurre en el 10% de los casos y se produce por el contacto directo del recién nacido con el virus del herpes simple, o por entrar en contacto con la saliva de una persona infectada.
Los síntomas de esta enfermedad pueden ser desde un leve hormigueo o ardor en una zona concreta de la piel, hasta ampollas. Aunque el herpes labial no afecta gravemente a los adultos, en los bebés sí puede llegar a serlo, ya que su sistema inmune es demasiado inmadura y la infección podría extenderse rápidamente, llegando a los órganos vitales.