Esta es la historia del periodista Arturo Pérez Reverte y su cena con “otros cinco desaprensivos” que fue interrumpida por “la de las tetas grandes” y que tanta polémica ha generado en redes sociales. Un auténtico terremoto. Reverte anuncia en un artículo publicado en Zenda que había un plan: “Cada cual contaría su versión de los hechos para luego compararlas entre sí”. Sin embargo, “tras esperar un tiempo dándoles la oportunidad de teclear lo ocurrido, me tiro al ruedo y lo cuento yo [Reverte]”, ya que “no se atreven. Mucha chulería de boquilla, pero no se mojan”.

El periodista cuenta que estaban cenando en un restaurante los habituales: Antonio Lucas, Manuel Jabois, Edu Galán y David Gistau. Éste último no estaba, pero “me lo invento y no pasa nada”. También gritaron presente el novelista mexicano Élmer Mendoza y su mujer, Leonor: “Pero ella no me viene bien al relato, diré que esa noche no estaba”, apunta Reverte. Durante la cena se acerca el maitre y les informa de que la actriz estadounidense Cristina Hendricks había entrado al restaurante. Y es en este punto donde arranca el discurso machista de Reverte, refiriéndose a Hendricks como “la pelirroja de Mad Men, ya saben. La de las tetas grandes”.

Una definición que el propio periodista admite que es “anatómica” y “sexista”, pero se escuda en que “cuando uno escribe debe buscar, ante todo, la brevedad y la eficacia. Y reconozcan que la definición es breve y eficaz a tope: pelirroja de tetas grandes”.

Y el periodista continúa con ristra de apreciaciones machistas: “En carne mortal pierde mucho. Suele ocurrir. Pero sigue siendo guapa y bien dotada. La acompaña un pavo enchaquetado que Teo [el maitre] define como el legítimo esposo”. “Estudiamos al pavo con ojo crítico”, asegura Arturo Pérez Reverte, tras lo cual, comienza una conversación de machirulos cuya conclusión es: “No tiene ni media hostia”, refiriéndose al esposo de Cristina Hendricks.

Pero la historia continúa. “Habría que decirle algo a ella” o “esa gringa no puede escaparse viva” son algunas de las perlas que, según el periodista, se comentaron en la mesa. Una mesa que acordó que como Jabois es “el guapo y el cachas” le tocaba “hacerse una foto con ella”. Jabois se levantó, acudió a la mesa y ante la tensa mirada del esposo de Hendricks, la actriz rechazó hacerse una fotografía.

Una historia que ha despertado las redes, que concluye con comentarios como “menudo gilipollas”, “en Sinaloa le daríamos plomo” o “deberíamos romperle el morro” y que algunos de la mesa no se atrevieron a contar porque “barruntan que los llamarán machistas, chulitos de barra o algo así. Son jóvenes, y aún están en esa edad en la que uno se cuida con las redes sociales. El caso es que no cumplen. Así que, tras esperar un tiempo dándoles la oportunidad de teclear lo ocurrido, me tiro al ruedo y lo cuento yo. Lo de aquella noche, en Casa Lucio, con Cristina Hendricks”.