En Benidorm la guerra de las sombrillas lleva siendo un problema desde hace mucho tiempo. La playa de Poniente, algo más tranquila, se alza como un reducto contra esta guerra desatada por los madrugadores, los turistas y los vecinos de la zona, pero la de Levante, más céntrica y rodeada de hoteles, se convierte cada mañana en una batalla por encontrar el mejor hueco, la primera línea, el lugar privilegiado desde el que tomar el sol a dos pasos del ansiado remojo cuando el lorenzo aprieta con fuerza.

El ayuntamiento de la ciudad alicantina ha querido ponerse firme y perseguir a aquellos, tanto residentes de Benidorm como turistas, que deciden bajar de madrugada a colocar la sombrilla, guardarse el hueco y aparecer tranquilamente horas después a aprovecharse de su medida preventiva.

Esta guerra, la de las sombrillas, y la decisión del Consistorio de Benidorm, tiene un calado internacional: a nadie se le escapa que esta ciudad de la Costa Blanca es uno de los destinos históricos favoritos de la población británica, que aprovecha el buen tiempo y los precios bajos para pasar días de desconexión -en algunos casos- o de fiesta, playa y alcoholización desmedida.

No obstante, la forma de recoger las noticias es dispar si atendemos a las explicaciones del Ayuntamiento de Benidorm y a las del Daily Mail, uno de los medios más leídos de la prensa británica. En la prensa extranjera se recoge que esta decisión responde a que los locales no se aprovechen para quitarle el sitio a los turistas británicos. En Benidorm, no obstante, señalan que no tiene nada que ver con esto, y que no es directamente una medida para restringir el acceso de los locales en pro de los turistas.

La guerra se desató especialmente después de que circulasen en redes sociales imágenes y vídeos de vecinos de Benidorm montando sus sombrillas todavía de madrugada, antes de los primeros rayos de sol, para asegurarse un lugar preminente en la arena. La prensa británica ha venido a decir, grosso modo, que era una actitud semi racista para luchar contra la masificación británica que inunda esta zona alicantina en los meses de mayor ocupación hotelera del año.

Los vecinos de Benidorm, y de los pueblos del entorno, tales como Altea, Villajoyosa o Alfaz del Pi, opinan de otro modo: de hecho, muchos de ellos se excusan en que no son ellos los que bajan a primera hora a formar parte de esta guerra sucia, sino que, en su mayoría, cuando vemos imágenes de alguien madrugando para tener pase vip horas más tarde, se trata de turistas españoles y extranjeros, siendo de este modo ellos los que quedan desprotegidos frente a esta práctica.

¿Qué dice el Ayuntamiento?

Mónica Gómez, concejala de Playas y Medio Ambiente de Benidorm, ha admitido en estos últimos días que esta práctica afecta gravemente cada verano a la localidad. La concejala, de esta forma, reconocía que había españoles a las seis de la mañana reclamando su sitio minutos más tarde de que acabasen los servicios de limpieza. ¿Es ese el problema? No, si el que pone la sombrilla se queda directamente en la playa; el problema radica, en cambio, cuando se vuelven al hotel o a sus hogares y bajan posteriormente a la arena: “Hay gente que saca sus pertenencias a esta hora de la mañana y se va a casa, y eso es algo que no está permitido”, sostiene Gómez.

"Tradicionalmente hay gente que se levanta muy temprano para asegurarse un sitio en primera línea de la playa más cercana a la costa y quedarse allí toda la mañana disfrutando del mar", aseguraba la concejala, defendiendo las acusaciones de que lo hiciesen para dejar a los turistas extranjeros sin sitio.

¿Qué dice el ‘Daily Mail’?

“Los jefes del consejo de Benidorm dicen que se pondrán duros con los infractores reincidentes acusados ​​de intentar llevar a los turistas británicos a las tumbonas”, arranca el artículo del medio británico.

Un artículo que recoge las últimas novedades de esta batalla, que, además, viene amenizado con un sinfín de fotografías en las que se puede ver a españoles escogiendo lugares preminentes cuando el sol todavía no ha hecho su puesta en escena.

“Los bañistas desesperados por conseguir un lugar han estado colocando sus mantas la noche anterior” o “los benidormenses han estado montando tumbonas a oscuras en un nuevo capítulo de la guerra de las hamacas” eran las descripciones escogidas para resumir estas instantáneas.