El tabaquismo continúa siendo uno de los principales retos de la salud pública en España -y el resto del mundo-, con millones de fumadores adultos que, pese a conocer los riesgos asociados al cigarrillo, no consiguen abandonar el hábito. En este escenario, el debate sobre las alternativas sin combustión ha ido ganando peso en los últimos años, impulsado por la investigación científica y por la necesidad de explorar estrategias complementarias que reduzcan el daño asociado al consumo de tabaco.
Este debate se produce, además, en un momento especialmente sensible desde el punto de vista normativo. España se encuentra inmersa en la reforma de la ley antitabaco, un proceso complejo que ha reabierto la discusión sobre cómo regular los productos sin humo, la conveniencia de equipararlos al cigarrillo convencional y el alcance de las medidas destinadas a limitar su uso, comercialización y publicidad. Una reforma que genera posiciones encontradas entre administraciones, expertos en salud pública, profesionales sanitarios y distintos sectores implicados.
En este contexto, ElPlural hemos entrevistado a Maribel Biezma, responsable de Asuntos Médicos y Científicos en Philip Morris Spain, para abordar desde una perspectiva médica y científica cuestiones clave dentro del proceso de transformación estratégica de la compañía, que ha centrado su modelo de negocio en los productos sin humo.
Aunque lo ideal siempre será dejar de fumar, para quienes no lo hacen, existen alternativas probadas que representan una opción menos perjudicial
"Uno de los mitos más comunes es creer que la nicotina es el principal responsable del daño causado por el tabaco. Sin embargo, desde la evidencia científica, se puede afirmar que la nicotina, aunque es una sustancia adictiva y no exenta de riesgo, no es la principal responsable de las enfermedades asociadas al tabaquismo", asegura la experta, quien insiste en que eliminar la combustión es clave a la hora de reducir la "nocividad que hay en furmar cigarrillos". En este sentido, defiende el papel de las alternativas validadas por la ciencia como una herramienta dirigida a fumadores adultos que de otro modo seguirían con el hábito. "Aunque lo ideal siempre será dejar de fumar, para quienes no lo hacen, existen alternativas probadas que representan una opción menos perjudicial", subraya.
Las medidas que se están planteando en el anteproyecto de la ley del tabaco son "desproporcionadas"
Biezma también ha abordado los desafíos regulatorios en España, donde la compañía aboga por leyes diferenciadas basadas en el perfil de riesgo de cada producto. Considera que las medidas que se están planteando en el anteproyecto de la ley del tabaco son "desproporcionadas" y lamenta que la equiparación con el cigarrillo tradicional pueda desincentivar la transición de fumadores adultos hacia soluciones menos perjudiciales para la salud.
Llegaste a Philip Morris hace casi 9 años procedente del sector farmacéutico. ¿Cuál fue tu primera reacción al saber que una tabaquera quería un perfil como el tuyo?
Yo estudié química y posteriormente me doctoré en medicina. Trabajaba en el sector farmacéutico, y un buen día un head-hunter me contactó buscando un perfil científico para trabajar en una tabaquera. Al principio, me sorprendió que Philip Morris apostara por un perfil científico. Pero empecé a investigar y me di cuenta de que efectivamente, la compañía estaba atravesando una verdadera transformación, estaba generando muchísima ciencia en torno a nuevos productos, alternativas al cigarrillo convencional con nicotina pero sin humo, y necesitaban darla a conocer a la comunidad médico-científica de España. Vi la oportunidad de contribuir a un cambio real en la salud pública, porque esto iba a marcar un antes y un después en la salud de las personas que fuman y que no pueden dejar de fumar. En ese momento pensé: 'yo quiero formar parte de este proyecto y construir un futuro sin humo, y ofrecer así mejores alternativas a los fumadores adultos y que abandonen el cigarrillo'.
¿Es verdad que PMI quiere dejar de vender cigarrillos? ¿En qué punto estamos de la transformación?
En Philip Morris nos marcamos hace años el objetivo de acabar con el cigarrillo de combustión y que pasen a ser una pieza de museo. Por eso, desde 2008, hemos invertido más de 14.000 millones de dólares en el desarrollo de productos sin humo avalados científicamente como opciones menos nocivas que seguir fumando. Está claro que lo mejor siempre será dejar de fumar y de utilizar cualquier producto con nicotina o tabaco, pero para los que no dejan el hábito, apostamos por ofrecerles estos productos sin humo que reducen la exposición a sustancias nocivas de manera significativa.
Las alternativas son ya una realidad. En aproximadamente una década en PMI hemos conseguido que nuestro negocio libre de humo pase a representar del 0 al 41% de nuestros ingresos netos totales a nivel mundial. Nuestras alternativas están ya disponibles en 100 mercados y contamos con más de 40 millones de usuarios. De cara a 2030, PMI aspira a ser una compañía mayoritariamente libre de humo y estar más cerca de acabar con el cigarrillo de toda la vida.
¿Cuáles son las barreras más importantes con las que os habéis encontrado?
Uno de los mayores retos que detectamos es el gran desconocimiento y la desinformación que existe sobre las alternativas sin humo y la ciencia que las avala. Tenemos que ser conscientes de que todo nuevo producto, toda innovación, incluyendo nuestras alternativas requieren de un tiempo de consolidación en el mercado. Para ello, es fundamental que la población adulta fumadora tenga acceso a estos productos y a información veraz sobre la ciencia que los avala. El proceso de adopción de estos productos es mucho más rápido en aquellos países en los que hay una mejor comprensión de esta categoría por parte de los principales agentes, tanto de los fumadores como de la comunidad médico-científica y de la sociedad en general.
¿Qué efecto tiene la nicotina en la salud? ¿Y los cigarrillos de combustión?
Uno de los mitos más comunes es creer que la nicotina es el principal responsable del daño causado por el tabaco. Sin embargo, desde la evidencia científica, se puede afirmar que la nicotina, aunque es una sustancia adictiva y no exenta de riesgo, no es la principal responsable de las enfermedades asociadas al tabaquismo. El verdadero origen del daño está en la combustión del tabaco, que genera humo con miles de sustancias tóxicas. Por eso, eliminar la combustión es la clave para reducir la nocividad que hay en fumar cigarrillos.
De hecho, la nicotina se utiliza en tratamientos médicos para dejar de fumar, como los parches o chicles de cesación tabáquica. Lo más importante es entender que eliminar la combustión reduce significativamente la exposición a los compuestos nocivos, que son los causantes de las enfermedades asociadas al tabaquismo. Y que, aunque lo ideal siempre será dejar de fumar, para quienes no lo hacen, existen alternativas científicamente probadas que representan una opción menos perjudicial.
¿Qué aporta la ciencia a una empresa como Philip Morris?
La ciencia es un pilar fundamental en nuestra estrategia de negocio, es lo que nos ha permitido llevar a cabo una transformación sin precedentes hacia un futuro libre de humo. Desde 2008 hemos invertido más de 14.000 millones de dólares en I+D, y contamos con más de 1.400 científicos y expertos de distintas disciplinas desarrollando productos alternativos sin combustión. Gracias a estos avances, a finales de 2024 ya habíamos registrado 4.250 patentes relacionadas con las tecnologías libres de humo, lo que demuestra la magnitud del cambio. Además, compartimos los resultados de nuestra investigación en más de 500 publicaciones científicas, disponibles en nuestra biblioteca online, para favorecer un diálogo abierto y un debate real sobre las alternativas sin humo y la evidencia que las respalda.
No es ningún secreto que Philip Morris tiene, digamos, mala prensa. ¿Qué le dirías, como científica, a una persona que no cree que las alternativas sin humo sean menos dañinas que el tabaco convencional?
Entiendo el escepticismo que puede haber en la Sociedad. Yo invitaría a todo aquel que quiera que lea nuestros estudios y valore el trabajo científico que llevamos desarrollando desde hace tantos años en nuestra compañía. Que lea las autorizaciones que la FDA (la mayor agencia regulatoria del mundo) ha dado a nuestros productos, y que la misma FDA ha afirmado que nuestros productos presentan un menor riesgo que los cigarrillos. Toda nuestra ciencia está disponible, precisamente, para que podamos tener un diálogo y un debate real en torno a nuestras alternativas.
¿Qué evidencias científicas hay de que efectivamente estas alternativas sin humo son menos dañinas? Uno de los argumentos más habituales es que no hay estudios a largo plazo que demuestren que son menos perjudiciales.
La evidencia actual es clara y consistente: cuando eliminamos la combustión, reducimos de forma significativa la exposición a sustancias nocivas. Además, la experiencia de países como Suecia lo demuestran. El país nórdico es el primer país del mundo libre de humo porque su tasa de fumadores está por debajo del umbral del 5% que estima la OMS para considerarlo así. Ahora bien, su consumo de nicotina está casi al mismo nivel que el resto de países europeos. Esto es posible por el uso de alternativas: en Suecia, desde hace muchos años se utiliza el snus y las bolsas de nicotina. Son productos alternativos al cigarrillo, de uso oral, pero que no implican una combustión del producto ni humo, por lo que la reducción de la exposición a sustancias dañinas es brutal.
Suecia registra un 41% menos de incidencia de cáncer de pulmón y menos de la mitad de las muertes relacionadas con fumar que sus vecinos europeos. No son datos extrapolables de manera automática, pero sí indican que estas alternativas, junto con políticas de prevención y cesación, pueden contribuir de forma decisiva a reducir el daño asociado al tabaquismo
¿En España hay una resistencia añadida hacia los productos sin humo? ¿Cómo valora la ley antitabaco que se está desarrollando?
En España, nos encontramos ahora mismo con un momento regulatorio un tanto sensible. Estamos preocupados ante las medidas desproporcionadas propuestas en el anteproyecto de la ley del tabaco que, entre otras iniciativas, pretende aplicar la misma regulación del cigarrillo tradicional a los nuevos productos alternativos que eliminan la combustión y el humo. Estos productos, cuentan con un sólido aval científico para afirmar que son una opción mejor y menos dañina que los cigarrillos tradicionales. Equipararlos al cigarrillo tradicional desincentivará la transición de los fumadores adultos hacia soluciones menos perjudiciales para la salud.
Por eso, defendemos firmemente un enfoque regulatorio basado en la evidencia científica y el perfil de riesgo de cada producto: productos más dañinos, regulación estricta; productos menos dañinos, regulación diferente. Es necesario que la nueva regulación proteja a los menores de manera efectiva del acceso a estos productos y, al mismo tiempo, que garantice que los fumadores adultos dispongan de información objetiva que facilite el cambio a estas alternativas de menor riesgo.
Hay muchísima preocupación por los jóvenes. ¿Qué se puede hacer para evitar que las alternativas al tabaco resulten un producto atractivo para ellos? ¿Qué le recomendaría a la Administración?
La protección de los menores es una prioridad absoluta para Philip Morris. Y trabajamos de forma proactiva para impedir el acceso de menores a estos productos, evitando formatos que puedan resultarles atractivos y reforzando los controles en los canales de venta. Apoyamos todas las iniciativas regulatorias orientadas a proteger tanto a los menores como a los no fumadores frente al uso de productos de tabaco y nicotina.
En nuestra opinión, el control del canal de venta es un elemento clave para evitar que los menores accedan a estos productos. Además, creemos que la colaboración público-privada es fundamental para impulsar este gran cambio hacia un futuro libre de cigarrillos de forma sostenible. Para ello, las instituciones deben establecer espacios de conversación que permitan escuchar y trabajar con todos los sectores afectados por sus normativas.
¿Sois muchas mujeres científicas en Philip Morris? ¿El sector del tabaco ha dejado de ser una cuestión de hombres?
Totalmente. En Philip Morris, sabemos que la transformación en la que estamos sumergidos hacia un futuro libre de humo requiere de capacidades muy concretas, como es la gestión del cambio. Y sabemos, además, que promover el talento femenino es tan importante como retenerlo. Actualmente, el 44% de nuestros empleados a nivel global son mujeres y el 38% de los puestos en disciplinas STEM están ocupados por ellas.
Personalmente, me siento afortunada de estar desarrollando mi carrera en una compañía que apuesta por la inclusión y diversidad de su talento. Pero es cierto que la situación de la mujer en el ámbito STEM es algo a lo que debemos prestar más atención. Es cierto que hemos avanzado en este sentido y ahora las mujeres de esta disciplina tienen mayor visibilidad, pero aún siguen estando infrarrepresentadas en estos campos. Por eso, creo que es importante empezar desde la base: en los colegios. Es esencial que las niñas vean el valor de la ciencia desde edades tempranas, que se sientan inspiradas y empoderadas para formarse en este tipo de carreras.