La Sala Primera del Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de casación interpuesto por José María García contra la sentencia de la Sección 11ª de la Audiencia Provincial de Madrid, que, en noviembre de 2013, declaró que las expresiones e imputaciones realizadas por el periodista en el programa "La vuelta al mundo", emitido por la cadena VEO, eran atentatorias contra el honor de Florentino Pérez.

Las expresiones que Pérez consideraba atentatorias contra su honor eran la de ser "el Presidente más corrupto del fútbol español","mala gente" y "perverso", la comparación con las ratas; la acusación de presionar a los medios de comunicación para que le tratasen con benevolencia, llamándole "censor", de haber gestado en la antigua ciudad deportiva del Real Madrid C.F. una "maniobra fraudulenta" de naturaleza urbanística, según José María García,  "el mayor escándalo de la democracia".

La Sala, tras el examen de las expresiones utilizadas por José María García, considera que en este caso debe prevalecer el derecho al honor . Entiende el Supremo que las manifestaciones enjuiciadas no tienen amparo en el ámbito constitucionalmente protegido de la libertad de expresión.

En el razonamiento de la sentencia la Sala Primera del Supremo señala: «Basta el examen de las expresiones utilizadas por el demandado, que se tienen por ciertas, para comprobar que más allá de denunciar un supuesto caso de “corrupción”, lo que podría estar justificado por el derecho a la libertad de expresión y de información, afectando además a un personaje público, se vierten expresiones que claramente atentan -gratuita e innecesariamente- contra el honor del demandante como son las de “mala gente” y “perverso” así como la comparación con las ratas, lo que implica menosprecio y lesión en la dignidad del afectado. Se trata de expresiones absolutamente innecesarias para poner de manifiesto una opinión, información o crítica que podría ser legítima, pero que igualmente puede formularse sin necesidad de acudir al insulto; siendo así que, si tales actuaciones no encuentran respuesta adecuada en derecho, lo que se está propiciando es una espiral acción-reacción en la que el ofendido quedará legitimado para contestar con un insulto mayor al recibido, en una escalada sin límite carente de cualquier justificación».