El accidentado aterrizaje del cabo primero Luis Fernando Pozo Dionisio ha tenido un final feliz, después de que el Rey Felipe y la Reina Letizia se hayan acercado al hombre para saludarle y preguntarle por su estado de salud. 

"Gracias, señor", ha respondido el paracaidista, visiblemente emocionado. Después de los monarcas han hecho lo propio el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Fernando Alejandre. 

Un desfile accidentado

El desfile del Día de la Fiesta Nacional ha comenzado accidentado este sábado cuando el paracaidista encargado de descender con la bandera de España hasta la tribuna presidida por los Reyes se ha quedado enganchado de una farola y ha tenido que ser rescatado por sus compañeros.

El inicio de la parada militar lo marca el descenso desde 1.500 metros de altura de dos paracaidistas del Ejército de Tierra, uno de ellos ejerciendo de guía y el segundo portando la enseña nacional, con la que debería haber caído justo enfrente de la tribuna de autoridades en la que se sitúan los Reyes y sus dos hijas acompañados por las más altas autoridades del Estado y militares.

Sin embargo, a pocos metros de tocar el suelo, el cabo primero Luis Fernando Pozo Dionisio se ha quedado enganchado de una farola sobre una grada situada a la derecha de la de autoridades, donde se encuentran los principales líderes políticos y otras autoridades civiles y militares.

El paracaidista ha quedado colgando de la farola durante unos minutos hasta que ha sido rescatado por un VAMTAC del Ejército de Tierra, un vehículo ligero dotado con una cesta-grúa. Pese a que en suelo le estaban esperando los servicios médicos, el militar ha descendido por su propio pie y sin lesiones aparentes arropado por los aplausos del público cercano