A todos nos han advertido alguna vez que no se debe reutilizar las botellas de plástico, pero todos lo hemos hecho incluso más veces de las que deberíamos. Solemos comprar una botella de agua, nos la bebemos y la guardamos para rellenarla una y otra vez hasta que no recordamos cuándo la compramos, por lo que adquirimos otra y vuelta a empezar.

De vez en cuando, los fabricantes de envases recuerdan que las botellas de agua son de usar y tirar. Pero, también es cierto que es un poco contradictorio ya que ahora vivimos una época en la que utilizamos en exceso el plástico. Estas alertas se basan en dos hechos: en la contaminación bacteriana y en los daños que puede producir el deterioro del plástico PET usado en el envase.

Si reutilizamos durante una semana la misma botella, las múltiples colonias de bacterias que puede contener el líquido con el que la rellenemos puede ser el mayor problema, pero también las sustancias químicas que haya podido liberar el plástico.

El origen de las bacterias que contaminan la botella somos nosotros mismos, provenientes de nuestra boca y manos, “y esporádicamente también puede ser del ambiente, cuando la botella se queda abierta”, explica al Huffington Post el director del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III, Julio Vázquez.

La cantidad de bacterias que acumule la botella puede depender de diversos factores, como la temperatura ambiente del lugar donde la tengamos, la temperatura a la que esté la propia botella o el líquido, y las condiciones en las que se encuentre el plástico.

Todo esto hace que sea difícil saber con exactitud la cantidad de bacterias que hay en el envase, pero el experto afirma que “si las condiciones para ellas son buenas, la botella puede contener al cabo de una semana entre cientos de miles a millones de bacterias”. “Con una temperatura fría la reproducción se ralentiza, pero eso no quiere decir que las bacterias se mueran”, continúa declarando al medio citado.

Pero también explica que, aunque la calidad del agua que está dentro de esa botella es mala, no llega a ser peligrosa, “al menos desde el punto de vista de la salud pública”. “Pero esos microorganismos sí pueden producir algún cuadro o episodio de diarreas u otro tipo de indisposiciones similares. Que no es que sea algo grave, pero si se pueden evitar es mucho mejor porque no tiene ningún sentido”, dice.

Trucos para poder reutilizarla

Si queremos reutilizar la botella con seguridad, Vázquez propone lavarla con algún detergente suave cada vez que la usemos. “Esa sería la única forma de evitar la contaminación de bacterias”, pero también recomienda no usarla demasiado: “El sentido común dice que una botella que está hecha para un solo uso no debería reutilizarse más allá de dos o tres veces”.

Otras opciones pueden ser: evitar beber directamente de la botella o rellenarla con agua fría, lo que ralentizaría la proliferación de las bacterias. De igual manera, el experto insiste en que en ningún caso desaparecen “porque la botella seguirá estando expuesta a las bacterias del ambiente y de las manos”.

El problema de la contaminación bacteriana es que no la podemos percibir: “Se produce a nivel microscópico por lo que es muy difícil convencer a la gente de algo que no ve. Pero que no se vea, no quiere decir que no esté ahí”, apunta. Por esto, Vázquez recomienda no esperar a cambiar de botella hasta que muestre señales porque “si el agua o la botella ya tiene algún sabor u olor es porque el agua está claramente mal”.

“Eso ya si que puede ser peligroso y habría que tirar la botella inmediatamente, porque podría contener algas u hongos. Estaría hablando de un agua con unas características que podríamos definir como estancada”, sigue diciendo”.

Y es irrelevante que el agua se haya ido renovando, porque el envase estará de igual manera contaminado: “Las bacterias se quedan pegadas a la pared y al rellenar la botella es como si las estuviésemos poniendo un sustrato para que crezcan”.

“El problema está en el uso que hacemos de ese material”

Por si todo esto no fuera suficiente para que te decidas a tira la botella que sigues usando una y otra vez, tienes que saber que la contaminación bacteriana no es el único problema que plantea la reutilización de las botellas de plástico. Para Vázquez, es mucho más alarmante la posible liberación de sustancias químicas por la degradación del plástico.

El especialista en I+D+i de envasado de productos alimentarios, envasado activo, funcionales y materiales biodegradables de AINIA, José Ángel Garde, explica que la botella no está hecha para ser usada de manera indefinida.

Además, afirma que el plástico utilizado (PET) para fabricar estas botellas sigue un proceso muy riguroso que determina si el artículoe s adecuado para el uso. “Hay que destacar lo que es. Es un material 100% seguro porque ha pasado por unos análisis muy rigurosos que así lo determinan”, insiste, añadiendo que “el problema está en el uso que hacemos de ese material”.

“Lo que le puede ocurrir es que a medida que lo vamos utilizando el material se vaya deteriorando y lo más relevante es que al deteriorarse el material sea más fácil que se liberen componentes o sustancias que puedan ser transferidas al agua”, explica Garde.

Pero el experto también dice que no puede explicar nada que sea del todo cierto, porque no tienen datos científicos que avalen su opinión: “Para lo que está estudiada la botella, y garantizada su seguridad, es para que las utilicemos solo una vez, que es para lo que se ha hecho el estudio analítico. Es lo único que se puede decir. El resto son intuiciones”.

“Lo que yo aconsejo es no reutilizarlas. ¿Ni una sola vez? Pues no lo sé, porque no sé qué le pasa a la botella. Es probable que nada, pero como no tengo datos no puedo dar ninguna respuesta”, por lo que Garde propone como solución utilizar botellas de vidrio o cantimploras: “También están hechas de plástico, pero ese plástico sí que se ha analizado para ser multiusos, porque ya entran dentro de la categoría de menaje de cocina, y por tanto, su uso continuado sí está probado y garantizado”.