El tomate frito es, sin duda, uno de los alimentos que más se consumen en España debido a la variedad de platos que se pueden preparar con él. En la receta tradicional encontramos tomate, aceite virgen, cebolla y ajo. Y podemos encontrar salsa de tomate en cualquier supermercado.

Sin embargo, es necesario saber que existe una gran diferencia entre el tomate frito prefabricado y el casero.

Lo principal es que el tomate frito que compramos en el supermercado ni siquiera es tomate frito como tal, ya que no está sometido a un proceso de fritura, sino que se cuece.

El tomate frito prefabricado tiene ingredientes como el almidón modificado de maíz y el azúcar, que se incluyen “para espesar y mejorar la textura y consistencia” y para “aportar volumen y alargar la vida de la salsa”.

Ese azúcar añadido supone un problema para la mayoría de los consumidores, ya que es difícil saber qué cantidad de azúcar es natural y no dañino y qué cantidad supone añadidos, pudiendo superar el límite de 25 gramos que debemos tomar al día.

El truco para adivinar esa cantidad de azúcar añadido es mirando detenidamente la lista de ingredientes en el envase: si el azúcar se encuentra al final significa que la cantidad es pequeña.

Influye mucho también la cantidad de aceite vegetal que se utilice para cocer la salsa de tomate. Y es que la calidad y la cantidad del aceite condicionará el resultado final del tomate frito. La mejor opción para cocinarlo siempre será el aceite de oliva virgen extra, pero son muchas las empresas que no utilizan -ni de lejos- este tipo de aceite.

Y es que, a pesar de que las empresas se valen de eslóganes como “casero”, “natural” o “artesano”, poco tienen que ver con la realidad. Es una estrategia de marketing para convencernos de que compremos su marca y no otra que pueda resultar “más artificial”.

Pero la verdad es que, todo aquello que forme parte de la publicidad no significa nada y no tiene relación con la receta o la forma de preparar la salsa.

En definitiva, el tomate frito casero, el que hacemos en casa, será siempre más saludable, ya que podremos controlar la calidad y la cantidad de ingredientes que añadimos. Como alternativa, para los que apuestan por una receta verdaderamente “artesana” pero no dispone del tiempo para pelar y trocear los tomates, existe la opción de comprar botes de tomate triturado y aceite de oliva virgen extra y cocinarlo en una sartén al gusto.