Hace menos de un año que Màxim Huerta dimitió de su cargo en el Ministerio de Cultura y Deporte, siendo el ministro que menos tiempo ha estado en el cargo durante la democracia, habiendo sido nombrado tan solo seis días antes.

Ahora, Huerta ha concedido una entrevista a la revista Icon, en la que ha decidido sincerarse por primera vez sobre esos días que vivió como político. Declara haberlo pasado mal, diciendo que “ha sido como una enfermedad”.

“Ha habido dolor físico, había y hay médicos, y no encontraba la salida. Pero los amigos, la familia, el mar, dibujar y reírme fueron ayudándome a salir”, cuenta durante la entrevista.

Cuando recibió la llamada de Pedro Sánchez proponiéndole el cargo, el escritor estaba desayunando con una amiga. Afirma, además, que con el presidente del Gobierno solo había coincidido en un par de ocasiones, y que le pidió que le diera una respuesta lo antes posible: “Me lo dijo claramente: ‘No cuelgo. Tienes que decirme si aceptas’. Acepté. Y no pude terminar el desayuno”.

“Sabía que todo iba a cambiar, pero las ganas y la ilusión me pudieron. En todos los ministros que aceptan creo que debe haber algo de inconsciencia porque el encargo es tan grande… Pero la responsabilidad te puede”, continúa diciendo.

Después llegaron los días más potentes para Huerta, que los define en la entrevista como “maravillosamente caóticos”. Estaba abrumado por toda la responsabilidad que tenía, pero también creía que nada iba a salir mal, ya que afirma que “dentro de mí, solo pensaba en lo bonito que iba a ser. Es la primera vez que lo digo en voz alta, y se me genera un nudo. No pensé en nada negativo. ¿Qué podía pasar?”.

Aunque no todo fue como él se esperaba, ya que desde el primer día el escritor notó algunos prejuicios por parte de los medios de comunicación: “Desde las televisiones que van de progresistas y maestras del periodismo trataron mi nombramiento con un fondo de burla. Y no tan fondo. Me di cuenta de que para algunos era un intruso. […] No soy gilipollas, soy mayor y tengo años, y hubo recochineo. Puedo asegurarte que en aquel momento sentí la pérdida de la inocencia. […] Llegué a sentir que preferían a Wert, mi antecesor en el cargo”.

“Yo era fácil de ridiculizar, por maricón, por venir de la tele, por asuntos varios, como mis tuits cogidos con pinzas donde se interpretó que odiaba el deporte. Da igual que explicara cien veces que mi problema era no practicarlo porque soy asmático", confiesa Huerta.

La mañana del 13 de junio, cuando ya salieron a la luz sus problemas con Hacienda, no tenía pensado dimitir, y declara que si hubiera tenido “un poco de apoyo por parte del Gobierno” se habría quedado. Pero también dice que él fue “consciente de que me había convertido en un problema para él [Pedro Sánchez]. Luego se ha visto que las varas de medir las tenemos de diferentes tamaños, pero yo a las doce de la mañana ya tenía claro que se había acabado”.

Tras su dimisión, creyó que “a partir de ahí el silencio sería mi mejor respuesta”. Pero también reconoce que “fue la hostia gigantesta”. “Me quedé solo en el despacho, y sí que lloré. Estaba roto. El momento de soledad ahí, a puerta cerrada, fue fuerte”, continúa.

En la entrevista también confiesa que le “ofrecieron colaboraciones fijas si daba una entrevista, temporadas completas en algunos programas a cambio de hablar, pero preferí el silencio. No quería que de mí saliera ninguna sola frase de rabia. En un país que echa fuego, lo último que quería yo era regalar titulares”.

A pesar de todo, el exministro afirma que volvería a aceptar el cargo: “Estoy muy orgulloso de haberlo hecho, aunque tenga algo de inconsciente. Poder apostar cosas me parece un destino maravilloso. Cuando ahora algunos actores, deportistas y escritores me dicen lo buen ministro que hubiese podido ser, me ayudan a ver que estoy vivo”.

Su próximo proyecto es la publicación de su nueva novela, Intimidad improvisada, que es “una recopilación de textos, sensaciones, ironía y ternura”, en la cual firma con el nombre de Máximo Huerta ya que, según él, “como después de las turbulencias he vuelto a la pista de aterrizaje, o sea, mi familia, voy a recuperar el nombre que me pusieron mis padres, aunque seguiré siendo Màxim, claro”.