¿Eres real? ¿Y yo? Estas eran preguntas que hasta ahora solo preocupaban a los filósofos. Por otro lado estaban los científicos, que se afanaron en intentar averiguar cómo funciona el mundo y lo más importante, por qué. Sin embargo, algunas de las teorías actuales sobre de dónde venimos, dejan a la ciencia sin esas certezas más que refutables que tanto le gusta tener.

Varios físicos, cosmólogos y tecnólogos se han abierto a la idea de pensar que podamos estar viviendo dentro de una simulación de un ordenador con una potencia descomunal, una especie de matriz donde nos desarrollamos sin tener ni idea que es irreal. Solo de pensarlo, se le ponen a uno los vellos como escarpias ¿verdad? Es nuestro instinto rebelde, por supuesto. Sentimos todo con mucha intensidad como para considerar que se trata de una simulación. El olor del café, el canto de los pájaros, el tacto de la seda, el guantazo de tu padre... ¿cómo podría ser mentira?

"Tal vez nuestro universo sea un experimento científico de algún estudiante de secundaria de otro universo".

Pero, frente a esta idea, está la paradoja de los grandes avances en las tecnologías informáticas y de comunicación en los últimos años. Los desarrolladores han conseguido juegos de un realismo asombroso, hasta llegar a la realidad virtual. También hemos conocido personajes completamente autónomos, que responden a nuestros deseos. Estos grandes avances han sido tan rápidos que son más que suficientes para rebajar nuestro nivel de certezas al menos al 99% y formularnos la pregunta sin miedo, ¿vivimos en una especie de Matrix?

Esta película formuló la idea con una claridad sin precedentes: seres humanos esclavizados por la inteligencia artificial sin que ellos mismos lo sepan. Pero no creáis que fue fruto de su imaginación, ya que la hipótesis lleva tiempo rodando por la sociedad con la etiqueta de 'teoría de la conspiración'. Hipótesis que fueron reflejadas en películas como Videodrome (1983) y Brazil (1985).

Al respecto, hay dos preguntas que podemos hacernos, ¿cómo podemos comprobarlo? y ¿nos importa?

¿Qué probabilidades hay de que vivamos en una especie de Matrix?

Elon Musk lo tiene claro: cree que las posibilidades de que no estemos en una simulación es una entre un millón. Aunque la cifra parezca una locura, Musk lo razona con coherencia. El punto de partida para sus conclusiones lo encuentra hace 40 años, cuando nuestros antecesores jugaban a Pong, un juego con un punto y dos rectángulos. Ahora, una simulación 3D es lo más habitual, con el plus de que hay miles de personas jugando a la vez. Para Musk, si asumimos cualquier tasa de mejora en estas décadas, por pequeña que sea, sabemos que llegará un momento en el que cueste distinguir los juegos de la realidad

Otro que apoya esta teoría es Raymond Kurzweil, experto en inteligencia artificial y director de ingeniería de Google. Según sus propias palabras: "tal vez nuestro universo sea un experimento científico de algún estudiante de secundaria de otro universo".

Lo mejor del tema es que algunos físicos están dispuestos a considerar esta posibilidad. El pasado mes de abril, varios de ellos debatieron sobre esta hipótesis en el Museo Americano de Historia Natural (Nueva York, EEUU). 

Elon Musk: "las posibilidades de que no estemos en una simulación es una entre un millón"

Por supuesto, ninguna de estas personas están considerando que somos seres físicos conectados con cables a una máquina como en Matrix. En cambio, existen dos teorías que intrigan a los científicos. El cosmólogo Alan Guth, del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts, ha sugerido que todo nuestro universo podría ser real y, aún así, ser una simulación o un experimento de laboratorio

Bajo su punto de vista, existen la probabilidad de que fuesemos creados por inteligencias superiores de la misma forma que los biólogos reproducen las colonias de microorganismos. Lo más contradictorio "es que dicha suposición no descarta la posibilidad de fabricar un universo artificial con un Big Bang, lleno de materia y energía real", explica Guth.

Si esto fuese así, lo cierto es que cambiarían muy pocas cosas. El único cambio es que sabríamos, por fin, cómo hemos llegado hasta aquí, pero haber nacido de un tubo de ensayo de inteligencias superiores no quita que nuestro mundo sea completamente real.

Pero, hay un segundo escenario, precisamente el que ha cosechado toda la atención porque se escapa al raciocinio de cualquiera. 

¿Somos los títeres de una simulación informática?

Este es el que da mas miedo. Y es que pensar que somos el personaje virtual de algún extraterrestre aburrido no creo que nos haga gracia a ninguno de nosotros. Pero lo cierto es que es lo que están sugiriendo algunos de ellos: que nuestra existencia es gracias a cadenas de información manipulada de un ordenador gigante, como si fuésemos los personajes de un videojuego. Te preguntarás, ¿y nuestros cerebros? la hipótesis que barajan estos expertos es que también sean irreales y estén respondiendo a estímulos sensoriales simulados. 

Esto no serían para nada buenas noticias. A diferencia de Matrix, no tendríamos escape posible. Este es el único sitio donde vivimos y, por tanto, la única oportunidad de "vivir".

Pero, ¿por qué creer en esa posibilidad peregrina? El argumento que sostienen es muy simple: porque ya las hacemos. Y no solo en los videojuegos. Nuestros científicos no han perdido el tiempo y han aprovechado las múltiples oportunidades que les ofrece el rápido avance de las tecnologías. De esa forma, han conseguido simular múltiples cosas de nuestro planeta para entender mejor su funcionamiento, desde nivel subatómico a galaxias enteras. Incluso universos completos.

También podemos simular sociedades humanas usando "agentes" que toman decisiones de acuerdo a determinadas reglas. Esto nos ayuda a saber cómo evolucionan las ciudades, cooperan entre sí o si deberíamos mejorar el tráfico por carreteras. Según avanza la tecnología, estas simulaciones son más complejas. Quizás muy pronto estos "agentes" estén basados en inteligencia artificial, de tal forma que aprendan de nuestro comportamiento y actúen de forma autónoma.

Hola, ¿hay alguien ahí fuera?

¿Alguien se atreve a afirmar con contundencia que no podemos ser capaces de crear seres virtuales con signos de consciencia? Los grandes avances en la comprensión sobre la cartografía del cerebro, así como los amplios recursos informáticos prometidos por la computación cuántica, hacen que esto sea más probable cada día. Es más, si alguna vez llegamos a este punto, tendremos un montón de simulaciones ejecutándose al mismo tiempo. Tanto, que podrían ser más numerosas que el mundo que nos rodea.

"Sería el colmo de la arrogancia asumir que somos la inteligencia más avanzada de todo el Universo"

Partiendo de este punto, ¿existen probabilidades reales de que seres inteligentes de otros lugares del Universo ya hayan llegado a este punto? Nadie puede afirmar con un 100% de seguridad que no sea así, aunque lo cierto es que nos sorprendería bastante ver al tipo verde de Mars Attacks recibiéndonos en Barajas. Lo que quiero transmitiros con esto es cómo crecen las probabilidades según vemos que somos incapaces de encontrar certezas irrefutables.

Las tres opciones de Brostom

Uno de los que más vueltas le ha dado al tema es el filósofo transhumanista Nick Bostrom, de la Universidad de Oxford. Según explicó, llegó a esta conclusión suponiendo que una de las siguientes hipótesis es cierta:

1.- Los humanos se extinguirán antes de ser capaces de diseñar un ordenador lo bastante potente para crear simulaciones capaces de crear mundos virtuales completos llenos de personas con inteligencia virtual. 

2.- Una civilización posthumana avanzada tendría estos ordenadores pero ningún deseo de hacer simulaciones sobre sus antepasados. 

3.- Estamos viviendo ya en una simulación, y esta página -al igual que tú- es solo una serie de unos y ceros.

Dado que no hay razón para escoger una de ellas sobre las demás, no nos queda más que aceptar que cada una tiene un tercio de probabilidades de ser cierta. "Sin embargo", apunta Brostom, "a mi me da la sensación de que solo hay un 20% de posibilidades de que estemos viviendo en una simulación. Este presentimiento, no obstante, aumenta las posibilidades de las opciones uno y dos, lo cual es un poco decepcionante porque me gustaría pensar que los humanos no nos extinguiremos, y que somos lo suficientemente interesantes para merecer una simulación".

Por su parte, el astrofísico y premio Nobel George Smoot ha argumentado que no hay ninguna razón de peso para decidirse por la opción 1 o 2 que ha planteado Bostrom. Es indudable que la mano humana está causando un montón de problemas, como el cambio climático o los efectos de fabricar armas nucleares. Sin embargo, este comportamiento censurable no tiene por qué ser lo que acabe con los terrícolas.

Además, no hay nada que sugiera que estas simulaciones detalladas, donde los agentes se mueven como si fuesen reales y completamente libres, es imposible que existan. Según el premio Nobel en Física, dado que sabemos de la existencia de otros planetas y universos, "sería el colmo de la arrogancia asumir que somos la inteligencia más avanzada de todo el Universo".

En cuanto a la opción 2, le parece de sobra descartable. Es concebible que podríamos desistir de hacer tales simulaciones por razones éticas, ya que crear seres simulados que creen que existen y tienen autonomía sería un motivo de debate social. Pero eso no sería lo único ya que, después de todo, una de las razones clave por las que llevamos actualmente a cabo simulaciones es para saber más sobre el mundo real. Esto puede contribuir a que nuestro mundo sea mejor y podamos salvar vidas. Por lo que también hay razones éticas para hacerlo.

Esto parece dejarnos únicamente con la tercera opción planteada por Brostom: "vivimos en una simulación". Ahora viene lo difícil, ¿cómo encontramos la evidencia?

En busca de pruebas

Muchos investigadores creen que encontrar pruebas dependerá de lo buena que sea la simulación. La mejor forma sería hacer como en Matrix: buscar los errores en el programa. Por ejemplo, podríamos descubrir inconsistencias en las leyes de la física.

"Nuestro planeta parece especialmente diseñado para albergar vida".

Otra búsqueda podría estar en los cálculos. Según el experto en inteligencia artificial Marvin Minsky, puede haber errores a consecuencia del "redondeo". Por ejemplo, cada vez que un evento tiene varios resultados posibles, sus probabilidades deben sumar 1. Si encontramos que no lo hacen, es que algo debe estar mal.

Muchos científicos sostienen en que nuestro planeta parece especialmente diseñado para albergar vida. Una posible respuesta invoca el "multiverso". Quizás hay un gran número de universos, todos creados con eventos de tipo Big Bang y con diferentes leyes de la física. Por casualidad, algunos de ellos albergarían todas las características que hacen posible el desarrollo de la civilización.

Sin embargo, los universos paralelos son una idea muy especulativa. Por lo que es al menos concebible que se trate de una simulación en un determinado lugar cuyos parámetros se han puesto a punto para dar resultados interesantes, como las estrellas, las galaxias y las personas. Aunque esto es posible, lo cierto es que el razonamiento no nos lleva a ninguna parte. Después de todo, habría que suponer que el "verdadero" universo de nuestros "creadores" también debe ser afinado en determinados parámetros para que ellos existan. En ese caso, suponiendo que estamos en una simulación, no explicaría el misterio del "ajuste fino".

Otros han recordado, que hay determinadas cuestiones y resultados en la física moderna que ponen en evidencia que algo no encaja.

¿Podría la mecánica cuántica resolver el misterio?

La mecánica cuántica, que analiza y estudia el comportamiento físico de lo más pequeño, ha dado hasta ahora un montón de pistas extrañas. Por ejemplo, tanto la materia como la energía parecen ser granulares. Es más, hay límites a la resolución con la que podemos observar el Universo y, si tratamos de estudiar algo más pequeño, las cosas se ven "borrosas".

Smoot reconoce que las características desconcertantes de la física cuántica es justo lo que cabría esperar en una simulación. Es como la pixelación de una imagen cuando tratamos de mirarla muy de cerca. Sin embargo, esto es solo una analogía aproximada. 

Un segundo argumento es que el Universo parece funcionar con matemáticas de base, al igual que un programa informático. En última instancia, según reconocen algunos físicos, la realidad podría ser nada más que las matemáticas. 

Otra de las perlas que nos ha dejado la cuántica es que un grupo de científicos descubrió que "la realidad no existe hasta que no la miramos" (a nivel cuántico). 

Ante tantas dudas, siempre nos quedará Descartes: Pienso, luego ¿existo? Por si acaso, escoge siempre la pastilla roja, no vaya a ser...