El proyecto Hierbajos reunidos, de la asociación Campo Adentro, fue premiado en la convocatoria de Art for Change  ”la Caixa” en 2017. Conocemos su historia en Alma, el portal social social de la Fundación "la Caixa". Su mérito, unir fuerzas con los niños y niñas de todas las nacionalidades y etnias del Colegio Manuel Núñez de Arenas para construir, con hierbajos, un teatro invernadero en medio del patio escolar. Este colegio, se fundó cuando apareció el asentamiento de la comunidad gitana en El Pozo (Madrid), y actualmente cuenta con niños de multitud de etnias y países de origen. Su ambiente de colaboración y su modelo de educación avanzado, sin libros de texto ni pupitres individuales, lo convierte en lugar idóneo para que la organización de producción social y cultural Campo Adentro, que trabaja alrededor del arte, la agricultura y el territorio, haya propuesto una intervención con los alumnos de primero, segundo y tercero de primaria que cambiará las cosas para siempre.

“Había un terreno baldío pegado al colegio que casi no se usaba. Nosotros ya habíamos empezado a trabajar ahí observando los hierbajos y su función ecológica, pero hablando con el colegio y con los padres y madres decidimos construir, en creación colaborativa, un teatro-invernadero en el que al final representaremos una obra de teatro. Una obra de arte completa, total, que decía Wagner”, explica el artista y sociólogo rural Fernando García-Dory, principal impulsor de la idea. Niños y niñas dibujaron el nuevo espacio, en el que se ha involucrado también Santiago Cirugeda, arquitecto y fundador de Recetas Urbanas.

“El objetivo no es solo que el colegio tenga un nuevo equipamiento y que los alumnos sepan cultivar los diferentes hierbajos”, advierte Fernando, “sino que adquieran conocimiento y sensibilidad hacia su medio, y tomen conciencia de la importancia de la diversidad y del respeto a algo que podría parecer sin valor". Con este proyecto buscan que las minorías étnicas consigan resituarse en relación a os demás.

Construtendo personas

“Les han puesto nombres a sus plantas, como Pinchos o Batman. Y los padres están entusiasmados”, asegura Fernando. “Los niños tienen ese gesto de descubrimiento que siempre es fascinante”, apunta Santiago. “Cuando ves esos procesos de formación durante los que absorben, inventan, crean… son momentos muy bonitos en los que estamos construyendo personas”, concluye.

Si quieres saber más de este proyecto, puedes leer la historia completa en Alma.