Las familias del colegio Alborada, en Alcalá de Henares (Madrid), se enfrentan a “un titán”. Así resumen fuentes autorizadas a ElPlural.com la envergadura del caso de presuntos abusos sexuales que afecta a menores de entre tres y seis años de este centro concertado, varios de ellos con Trastorno del Espectro Autista (TEA), por parte de un antiguo cuidador.

Este periódico ha publicado una serie de exclusivas que demostrarían cómo el espacio académico silenció el escándalo desde “aproximadamente” septiembre de 2024 hasta mayo de 2025, momento en el que procedió al despido del trabajador después de que una profesora, tras varios meses apreciando conductas de carácter sexual y completamente inapropiadas con los menores a su cargo, decidiese presentar una denuncia documentada gráficamente con vídeos grabados con su propio móvil. 

Hasta ese momento, tal y como muestra la documentación analizada por este periódico -decenas de denuncias, testificales, mails internos y testimonios-, todo se limitó a “avisos” hacia el empleado para que “depusiera” su actitud, pero sin activar “protocolos” ni “medidas”. El centro católico -adscrito a la red arenales y con vinculaciones históricas con el Opus Dei- negó tener conocimiento de los hechos en declaraciones a este periódico y, después de la publicación, emitió un comunicado a los padres y madres en la misma línea.

Las familias evidencian que ha sido -y sigue siendo- un camino doloroso, no solo por la gravedad y el alcance de lo ocurrido -se habla de cerca de una veintena de posibles afectados y en torno a 50 denuncias y testigos-, sino por la gestión de las distintas administraciones y, sobre todo, del colegio.

“Tiene que ser algo como muy discreto”

La parte afectada lamenta que, hasta el momento de denunciar, El Alborada centró sus esfuerzos en “pedir discreción”; y que una vez que actuó, lo hizo de una forma mínima y milimétricamente calculada para evitar filtraciones. Así las cosas, el centro habría limitado su radio de acción a ofrecer reuniones generales a los padres, conversaciones individualizadas para los niños, terapeutas “afines” al centro y varios mensajes y/o comunicados para tranquilizar a las familias y evitar que nada se escapase de su control. Denuncias de las familias que casan a la perfección con la documentación analizada por este medio a lo largo de la investigación. 

“Cuanto todo estalla, se juntan varios responsables del centro y dicen que puede dañar la imagen del colegio y tiene que ser algo como muy discreto”, explican a este periódico. Una cautela que formaría parte de una estrategia que complementaría intentos de separar a las familias entre sí, mentiras e incluso otras cuestiones directamente “ilegales”.

¿Relaciones con el centro?

Las maniobras del espacio académico podrían haber llegado a ser realmente turbias. “No sé si sabéis lo que son las Mec (…)”, preguntan a este periódico. “Son madres que llevan a sus hijos al colegio, pero como que se casan con él. Se metían en las reuniones para hacer, digamos, el papel de llorar porque estaban haciendo daño al colegio e intentar tranquilizar a las familias (…) Que creían en la palabra de Dios y que no pasaba nada”.

Se habla incluso de que existe relación entre el presunto abusador y el colegio, más allá de lo estrictamente profesional. Concretamente, se le sitúa como ex alumno del colegio, ahijado de la directora de Infantil e hijo adoptivo de la fundación Amigos de Monkole, con la que el Colegio Alborada ha colaborado.

El centro también niega estos vínculos en conversación telefónica, precisamente con Pilar Bada, la directora de Infantil. “No tengo ningún ahijado en el colegio (…) No es ahijado de ninguna directora de Infantil del colegio, actual ni anterior”, indica. Sobre otras posibles relaciones (la de antiguo estudiante), se limita a señalar que “esa información ya la indicaron en su momento a los medios de comunicación”.

Los padres y madres que pusieron pie en pared lo hicieron como pudieron, con los recursos y la escasa información de la que todavía a día de hoy disponen. “Nadie nos ha informado de los pasos a seguir, ni nos ha contactado”, emiten, lo que provoca que haya quienes han decidido actuar de forma autónoma. Otros, lamentan las voces consultadas, ni siquiera han actuado por ser "muy afines" al colegio y la red de realidades religiosas que le da soporte. 

Cabe destacar que el centro es de carácter concertado y tiene vínculos históricos con el Opus Dei, tanto por su construcción, realizada por la Fundación Tajamar después de obtener el suelo público gracias a una cesión de los terrenos en 2009 por el Gobierno de Esperanza Aguirre, como por el actual servicio que prestan sacerdotes de la prelatura para la atención pastoral de los alumnos y sus familias, como reconocen desde la Oficina del Opus Dei en España en declaraciones a ElPlural.com.

Con todo, algunos de los padres que matricularon aquí a sus hijos ni siquiera son religiosos, sino que se vieron obligados ante la falta de aulas TEA en otros centros de la Comunidad de Madrid. De hecho, ante los hechos, han tratado desesperadamente de cambiarlos de colegio, sin éxito.

*Si alguien está afectado por el 'Caso Alborada' y no sabe dónde acudir, por favor, escriba a afectadosalborada@gmail.com

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