Barcelona se ha convertido en una de las ciudades europeas donde más cara es la vivienda. Y es que casi la mitad de sus habitantes destina el 40% de los ingresos a pagar el alquiler, que ronda los 1000 euros de media, el que se lo puede permitir.

Ante este panorama, ha nacido una startup que ha visto un nicho de mercado en la situación de emergencia habitacional que sufre la ciudad. “Nicho” es la palabra adecuada, cuando se trata de microviviendas de 1,2 metros de alto por 2,2 metros de largo, donde apenas cabe una cama individual, una mesa, una estantería y un baúl. “Justo el espacio útil de dos maletas grandes de 25 kilos”, explica uno de los fundadores de la compañía, Marc Oliver.

Se llaman Haibu, “colmena” en castellano, ya que se han diseñado a imagen y semejanza de los hoteles cápsula de Japón, y cuestan 200 euros al mes. El precio incluye el agua, la luz, el wifi, una zona de cocina comunitaria y lavabos mixtos. Todo un “chollo”, destinado a “aquellas personas que estén pasando por una mala racha económica y quieran recuperarse”, comenta Oliver.

De momento, unos 800 barceloneses ya han solicitado ser los residentes de un habitáculo Haibu, que ubicará el primer prototipo de "colmena" en la capital catalana, en la calle Tarragona, en el barrio de Sants.

Las normas de la colmena

No se trata sólo de vivir en una cápsula, sino que el proyecto Haibu 4.0 se ha imbuido de toda una filosofía de vida, “al estilo hermandad de los Boys Scouts”, dice Oliver. “Nosotros te enseñamos cómo vivir con más personas en las colmenas - reza la página web - Todos los residentes tienen acceso a varias prestaciones únicas y cuando alguien tiene un problema, todas las colmenas deben ayudar a su compañero/a”.  “A parte de compartir la vivienda, los residentes tendrán actividades voluntarias, y si uno conoce de un trabajo que pueda interesar algún miembro, será de gran ayuda”, remata el texto.

Pero lograr ser aceptado como una abeja más de la colmena no es tarea fácil puesto que el solicitante deberá cumplir con una serie de requisitos para poder ser miembro. Algunos de ellos son: tener entre 25 y 45 años, poseer unos ingresos de unos 450 euros al mes, no tener antecedentes, no realquilar el nicho, no hacer ruidos molestos, no fumar, no traer mascotas y no mantener relaciones sexuales dentro de las microviviendas “porque no están insonorizadas”, agrega el fundador. “El incumplimiento de estas normas será motivo de expulsión inmediata”, explican los creadores en la web. Eso sí, lo bueno es que no se necesita ningún aval para hacer la solicitud.

Reacción del ayuntamiento

Ante la repercusión generada por las “colmenas”, el Ayuntamiento de la ciudad ha puesto en entredicho que se cumplan los requisitos mínimos de habitabilidad en estos alojamientos que, además, todavía no habrían solicitado una licencia específica para establecer un espacio residencial de estas características, según fuentes municipales. Es más, el consistorio ha puesto la página web de la compañía en conocimiento de los Mossos de Esquadra que, de momento, no han puesto en marcha ninguna investigación.

Desde el gobierno municipal afirman que este tipo de alojamiento "no tiene cabida en Barcelona" porque no cumple con los requisitos mínimos de 5 m2 por persona por habitación que establece la Ley del derecho a la vivienda.

Oliver reconoce que su propuesta "no encaja en ninguna normativa actual" y pide un cambio de legislación para dar un marco legal a los "pisos colmenas". Aun así, el creador de Haibu afirma que el proyecto continuará con o sin el permiso del Ayuntamiento porque habría encontrado un vacío legal que pasa por constituirse en “una asociación o fundación dependiendo de la reacción del consistorio”.


Desde Haibu "esperan" que las administraciones se den cuenta de que "esta es una oportunidad para ayudar a reflotar a las personas". "¿Cómo nos lo hacemos para que un mileurista con deudas, que paga 450 euros de alquiler, pueda llegar a fin de mes? Si una persona así viene a vivir a una colmena puede empezar de cero y salir de una mala situación económica", ha dicho Oliver. “Con esta idea muchos nos han crucificado pero no será tan mala cuando, a diario, estamos recibiendo más de 40 solicitudes”, ha sentenciado.