Anoche en el partido de La Roja contra Ucrania se produjo eso que de vez en cuando sucede en el fútbol y que algunos como Valdano denominaban el milagro y la derrota del pánico escénico. Lo hizo un chaval de 17 años, de color, español y guineano, Ansu Fati.

Fue saltar al césped del Alfredo Di Stéfano y asaltar el campo. Jugó como solo juegan los cracks, certeramente coral y acertadamente individual. Sin dejarse ver y provocando la máxima visibilidad con un golazo de categoría. Jugando para sí, para el cielo, para el arte y para La Roja. Y esta mañana la prensa lo ha reflejado abriendo portadas: “Cómo volver a ilusionar a un país: el golazo escandaloso de Ansu Fati” (AS); Ansu Fati, el coleccionista de récords precoces” (Mundo Deportivo): “Luis Enrique lanza la era Ansu Fati'” (MARCA);  “Ansu Fati, la nueva sensación de la Selección” (ABC)… y así sucesivamente en el consenso de titulares.

¿Pero quién es, de dónde viene, cómo es, este portento de precoz antílope deportivo? Ansu llegó al Barça en 2012 solo con 10 años. El Barcelona se hizo con sus servicios junto a su hermano Braima, procedentes de la cantera del Sevilla. Su hermano pequeño, Miguel, está también en la escuela del FCB.  

El padre a Gordillo: “Vengo solo con mis manos y necesito comer
Ansu es el producto de la gran solidaridad que se vive en los pueblos rurales de Andalucía. Concretamente de las localidades de Marinaleda y Herrera. Pueblos de jornaleros, agricultores y manos encallecidas. Inicialmente fue el mítico alcalde, Juan Manuel Sánchez Gordillo, quien acogió al padre de Ansu Fati tras llegar como inmigrante desde su país de origen, Guinea Bisáu, luego que el guineano oyese que Marinaleda era un pueblo solidario que ayudaba a los más necesitados. Al menos para comer y dormir no le faltaría. Y así fue. Se presento ante Sánchez Gordillo tras venir de Portugal donde sin éxito, intentó buscar trabajo y le dijo al alcalde: “Vengo solo con mis manos y necesito comer”. Dicho y hecho. Gordillo le buscó trabajo como conductor del camión de la basura. Luego, ya en la colindante Herrera, estabilizó su futuro laboral trabajando desde el vertedero municipal a las vías del tren con Renfe. Fruto de ello pudo traerse a su familia de Guinea a España, entre ellos este crack más cinco hermanos y la esposa y madre.

Hay antecedentes deportivos en sus genes. Su padre fue futbolista en Guinea Bisau. Nada más llegar, Anssumane Fati Vieira (nombre completo de Ansu) se inscribió en la Escuela Peloteros de Herrera y comenzó su precoz historia deportiva en competiciones  de la categoría prebenjamín y posteriormente en categoría infantil. Tal era el descaro que exhibía en las canchas y el arte que mostraba que el Sevilla F.C. lo fichó para su cantera. Tan rápida fue su proyección que los ojeadores no dudaron, tras verlo hacer maravillas en el campo, que solo un año después ya estaba durmiendo y entrenando en La Masía del Barcelona Una anécdota para la historia es la de que no aceptaron  una propuesta de mayor cuantía económica proveniente del Real Madrid. Tampoco le faltaron ofertas del Sevilla, el Betis o el Zaragoza y otros clubs de primera. Como una especie de castigo, el Sevilla F.C lo “castigó” dejándolo en el dique seco durante un año tras conocerse su ficha por el Barcelona. Pero este parón lo equilibró el jugador jugando con la peña madridista Sextacampeones de Herrera.

Y llega a Barcelona
De nuevo destaca su precocidad jugando en el alevín y, siendo menor que el resto de compañeros, pronto se hizo con el liderato del equipo. Debutó en su primera liga como niño futbolista, 56 goles. Y de ahí éxito tras éxito venciendo por ejemplo al Madrid de Guti o ganando el torneo de alevines de la Liga en Granada. Ansu, de nuevo el más pequeño del equipo, fue el pichichi del torneo con siete goles.

El más precoz siempre
Así, paso a paso, con una importante lesión de por medio y mucho esfuerzo llega a ser el segundo jugador del Barcelona más joven en debutar en el primer equipo y anoche, contra Ucrania y un partido de fantasía, el más joven en ponerse la camiseta de La Roja y saltar al campo.

De él ha dicho el periodista Jaume Marcet, experto conocedor de la cantera azulgrana, lo siguiente: “Toca como un interior, dribla como un extremo, asiste como un mediapunta y remata como un delantero centro”.

La sencillez de los Ansu
De la sencillez de la familia, de su humildad fiel a sus orígenes habla el hecho que tras convertirse en un pilar barcelonista, los padres vuelven a casa cada vez que juega en el Camp Nou ‘camuflados’ entre la afición y en tranvía. Y del chaval crack también elogian su sencillez quienes lo conocieron en sus inicios de niño: “Sigue siendo un chico normal; hay chavales que saben que son buenos y se vuelven egoístas; él nunca miraba a los demás por encima del hombro”. Y de la etapa en la que Ansu fue conoció, con seis años, por el alcalde de Marinaleda dejamos esta: "Mi deseo es que no se olvide de ayudar a otros niños inmigrantes como él".

Así será porque de la mezcla de las gacelas y antílopes de Guinea-Bissau con las liebres españolas solo puede salir un crack inteligente y humano.