Inglés, natación, fútbol, música, danza, .... Las propuestas son tan interminables como las agendas de muchos menores. Las activdades extraescolares se han convertido en un indispensable para muchas familias, ya que funcionan como una herramienta que les permite conciliar. En muchos casos se ofrecen en los propios centros educativos, organizadas por las AMPAS, de manera que, sumadas al horario de comedor, cubran el máximo tiempo posible de la jornada laboral de los progenitores.
"De no ser por estas clases no sé cómo íbamos a hacer", confiesa Laura, madre de dos niños de 10 y 6 años. "De esta manera podemos recogerles a las 17.00", precisa
Su caso es el cientos de familias si nos fijamos en las cifras. Según un estudio elaborado en Cataluña, el 83 % de los niños de entre 6 y 15 años realiza algún tipo de actividad extraescolar. Algunos menores, además, encadenan cinco o más actividades a la semana y esto tiene riesgos. ç
Los especialistas advierten de los problemas que puede generar llenar en exceso el calendario de los pequeños, pues se reduce su tiempo de descanso, de juego libre y de vida familiar.
Ya hay estudios que alertan de que niños con demasiadas clases programadas sufren estrés y ansiedad. Muchas de las activides, además, conllevan competitividad y algunos padres ejercen presión sobre sus hijos para que destaquen.
Las extraescolares, además, ya no solo actividades lúdicas. En muchos casos completan la formación, lo que también aumenta la carga de trabajo de los niños.
La clave del éxito, apuntan los expertos, reside en la moderación y en respetar las preferencias del niño . Las clases pueden ser espacios para descubrir nuevos talentos y desarrollar habilidades, pero hay que vigiar que no impidan que los niños sean niños.
Del mismo modo, se recomienda limitar las actividades a un máximo de dos por semana, sobre todo, en edades tempranas, incluir tiempo libre en el día a día de los pequeños y respetar las horas de sueño.