Escapadas… en Cercanías

De Málaga al Caminito del Rey: una escapada en tren con historia y aventura

Castillos, senderos y paisajes de vértigo en una ruta de Cercanías perfecta para todos los públicos

Desde la ciudad costera de Málaga hasta el corazón rocoso del Desfiladero de los Gaitanes, el Cercanías de Renfe permite recorrer, sin necesidad de coche, una de las rutas más espectaculares del interior andaluz. En un mismo viaje se pasa de la modernidad urbana al legado árabe, del valle agrícola al vértigo del Caminito del Rey, siempre con el tren como hilo conductor.

Ideal para quienes buscan una escapada diferente, que combine naturaleza, historia, turismo activo y accesibilidad. Un plan perfecto para familias, senderistas, amantes del patrimonio o viajeros con mascota o bicicleta.

Málaga, la puerta abierta al interior

Fundada por los fenicios y convertida en un puerto clave del Mediterráneo, Málaga es hoy una ciudad moderna con alma histórica. La estación de María Zambrano, perfectamente conectada con el centro urbano, es el punto de partida de esta ruta. Pero antes de tomar el tren, vale la pena dedicar unas horas a recorrer sus principales hitos.

La Alcazaba, con sus murallas que miran al mar, y el castillo de Gibralfaro, conectado a ella por una antigua coracha, ofrecen una panorámica privilegiada de la ciudad y el puerto. A sus pies, el teatro romano recuerda la huella clásica, mientras que los museos Picasso y Carmen Thyssen aportan una dimensión cultural contemporánea.

También es recomendable visitar el centro histórico, con su catedral renacentista, conocida como 'la Manquita', y pasear por la calle Larios, eje comercial y festivo de la ciudad. La gastronomía malagueña suma alicias como el espeto de sardinas, el ajoblanco o los vinos dulces de la Axarquía. Málaga es más que sol y playa: es una ciudad en transformación constante, con un patrimonio vivo y una excelente conexión ferroviaria.

Desde su estación de Cercanías se accede con facilidad a otras experiencias que van más allá del litoral. La línea C2 se adentra hacia el interior de la provincia siguiendo el curso del Guadalhorce, hasta llegar a paisajes que sorprenden por su fuerza geológica y belleza natural.

Álora, entre fortaleza, huerta y memoria

A medida que el tren se aleja de la costa, el paisaje cambia: los cultivos en bancales, los cítricos, las lomas y montes dan paso al entorno del valle del Guadalhorce, considerado el 'corazón agrícola' de la provincia. Allí se encuentra Álora, un pueblo blanco coronado por un castillo árabe del siglo IX, con restos de origen romano y visigodo. La fortaleza, con su triple recinto amurallado y su iglesia de estilo mudéjar, es uno de los elementos patrimoniales más destacados de la comarca.

Desde sus miradores se domina todo el valle, lo que explica su importancia estratégica. El casco urbano, de calles empinadas y casas encaladas, conserva la traza andalusí. La iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación es una de las mayores de Málaga, y destaca por su portada plateresca y su amplitud interior.

Álora también es historia literaria: aquí vivió Miguel de Cervantes como recaudador de impuestos, y la tradición local mantiene viva su memoria con rutas, placas y actividades culturales. Además, el pueblo es punto de partida de numerosas rutas de senderismo que conectan con espacios naturales como el Desfiladero de los Gaitanes.

En lo gastronómico, Álora es famosa por sus sopas perotas, un plato humilde a base de pan, tomate, pimientos y aceite de oliva, que se sirve tradicionalmente en cazuela de barro. Hay fiestas dedicadas a esta receta y una fuerte reivindicación de los productos de la huerta.

 

El Chorro y el Caminito del Rey, la emoción del vértigo

El viaje culmina en El Chorro, una pedanía de Álora que cuenta con estación propia y que se ha hecho mundialmente conocida por ser la puerta de acceso al Caminito del Rey. El trayecto en tren hasta aquí ya es una experiencia visual: túneles, viaductos, cambios de altitud y la entrada al cañón del Guadalhorce.

El Caminito del Rey, rehabilitado en 2015, es una pasarela suspendida a más de 100 metros de altura, adosada a la pared vertical del desfiladero. Durante décadas fue considerado uno de los caminos más peligrosos del mundo; hoy es completamente seguro y accesible, aunque sigue imponiendo respeto por sus vistas y ubicación. Su trazado original fue construido para facilitar el acceso de los trabajadores de las centrales hidroeléctricas en el siglo XX.

El recorrido completo es de unos ocho kilómetros, e incluye pasarelas colgantes, tramos excavados en la roca y senderos panorámicos. Es necesario reservar entrada con antelación, ya que el aforo es limitado y el entorno natural protegido. A lo largo del camino se pueden observar especies rupícolas, aves rapaces y formaciones geológicas espectaculares.

El entorno de El Chorro ofrece mucho más: embalses con áreas de baño, zonas de picnic, senderos por el Parque Natural del Desfiladero de los Gaitanes y alojamientos rurales que permiten prolongar la escapada. Todo esto con la posibilidad de llegar en tren, sin coche y en plena conexión con la naturaleza.

Un destino extraordinario al alcance de todos

Recorrer Málaga, Álora y El Chorro en tren es una forma única de conectar mar y montaña, cultura y naturaleza, historia y aventura. La línea C2 de Cercanías permite hacerlo sin coche, con horarios frecuentes y espacio para bicis o mascotas. Un viaje que demuestra que, a veces, los destinos más extraordinarios empiezan a pocos minutos de casa.

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