En el nordeste de Catalunya, la línea R11 de Rodalies se extiende desde el corazón de Girona hasta el límite fronterizo de Portbou. Esta ruta ferroviaria no solo conecta ciudades, sino que enlaza siglos de historia, arte y memoria en un trayecto que se convierte en experiencia.
Viajaremos desde la monumental ciudad romana y medieval hasta la costa de frontera, marcada por el exilio, pasando por el universo surrealista de Salvador Dalí, en Figueras. El recorrido demuestra que no hace falta ir lejos para vivir un gran viaje.
Es una propuesta ideal para quienes buscan una escapada cultural sin necesidad de coche, con opciones accesibles para familias, bicicletas o mascotas.
Fundada por los romanos y fortificada a lo largo de la Edad Media, Girona es una de las ciudades más impresionantes del panorama histórico catalán. Su casco antiguo, conocido como el Barri Vell, conserva uno de los conjuntos medievales mejor preservados de Europa. Las murallas, el Call Jueu (el barrio judío) y su majestuosa catedral configuran un paisaje urbano que invita a la contemplación pausada.
Pero Girona es también punto de partida. Desde su estación de Rodalies comienza el recorrido por la R11, una línea que permite descubrir, a ritmo de tren, algunos de los enclaves más evocadores del norte catalán. Viajar en Rodalies permite hacerlo sin prisas, sin estrés, sin coche. Con espacio para bicicletas, mascotas y personas con movilidad reducida, es una opción pensada para un turismo más consciente y cercano.
A tan solo media hora de Girona, Figueres nos recibe con su atmósfera creativa. Es la ciudad natal de Salvador Dalí y sede del Teatro-Museo que lleva su nombre. Una de las obras más visitadas de España, concebida por el propio artista como un viaje al corazón del surrealismo. A pocos pasos de la estación, se alza este espacio donde arquitectura y arte se funden en una experiencia inmersiva.
Pero Figueres no se agota en Dalí. Sus calles conservan la vida cotidiana de una capital comarcal animada: la Rambla, plazas, iglesias, mercados y cafeterías dibujan una ciudad que combina patrimonio, cultura y ritmo local. Perfecta para quienes buscan una parada cultural con encanto, sin complicaciones logísticas.
El trayecto de Figueres a Portbou es corto, pero visualmente impactante. El tren serpentea entre montañas, se asoma al mar y atraviesa un paisaje que anuncia el fin del recorrido. Portbou, encajado entre acantilados y el Mediterráneo, fue durante décadas una puerta de salida y entrada entre España y Francia.
Este pequeño pueblo costero fue clave durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Por aquí huyeron miles de exiliados, entre ellos el filósofo Walter Benjamin, cuya memoria está presente en el monumento que le rinde homenaje, diseñado por Dani Karavan. Portbou es hoy un espacio de tranquilidad, ideal para pasear, recorrer senderos y contemplar el paisaje con una mirada cargada de historia.
Viajar por la R11 de Rodalies es mucho más que desplazarse: es una forma de redescubrir el territorio desde una perspectiva distinta. La posibilidad de subir al tren con bicicleta, de viajar con niños o con mascotas, convierte esta opción en una experiencia abierta, accesible y sostenible.
Este trayecto es perfecto para un fin de semana largo, para una escapada cultural o para quienes quieren reconectar con la historia a través del paisaje. Desde las murallas romanas de Girona hasta el mar de Portbou, pasando por la genialidad de Dalí, esta ruta demuestra que no hace falta ir lejos para vivir un viaje inolvidable.