Infinidad de autores, mucho más expertos que yo, han hecho correr ríos de tinta sobre el pintor Diego Velázquez. Hasta los detalles más minuciosos de su vida han sido analizados sabiendo por ejemplo qué libros tenía, qué cuadros decoraban su casa o cuánto cobro por tal o cual obra.

Sin embargo a estos estudios se podría añadir la idea que desde estas páginas me atrevo a lanzar. Una posibilidad que no dará un giro de 180 grados a la historia del pintor sevillano, pero que quizá nos ayude a entenderle mejor el porqué de alguna de sus genialidades.

Qué ha habido artistas zurdos no es nada nuevo, Leonardo Da Vinci, Escher y otros tantos lo fueron, y eso les da ciertas peculiaridades artísticas que hoy día nos ayudan a comprender aspectos extraños de sus obras..

Un ejemplo sencillo es la escritura especular de Leonardo, mediante la cual no trató de cifrar ningún texto si no sencillamente hacer más cómoda su escritura, ya que invirtiendo la dirección de los renglones a un zurdo no se le emborrona la tinta. 

Escritura especular de Leonardo, un misterio explicado por su zurdera.
 
En el caso de Velázquez, no hay un texto o una prueba contundente que nos diga con qué mano pintaba, por eso hasta que aparezca la solución se puede especular con varias anomalías que aparecen en sus obras.
 
Las meninas es una buena pista por la que comenzar, dado que al haber sido analizada de tan distintos puntos de vista es posiblemente el cuadro del que más datos tengamos en la historia del arte español.
 
Dentro de la escena parece razonable pensar que el lienzo que asoma por la izquierda sea el propio bastidor de Las meninas y que por tanto sea ese el cuadro que Velázquez esté pintando en ese momento.
 
Este dato resulta un tanto extraño ya que sería ciertamente incómodo para un pintor retratar a unas figuras que le están dando la espalda. A menos que Velázquez contemplase la escena en un espejo en el que todos los personajes incluido él mismo tuvieran enfrente.
 
Si Velázquez se autorretrató con un espejo, su pintura no sería una copia exacta de la realidad, si no una copia de la realidad invertida.
 
Siendo así, la mano con la que el artista pinta no sería en realidad la diestra si no la zurda solo que invertida. Posiblemente los restauradores o incluso grafólogos podrían averiguar si la pincelada o los trazos que ejerció Velázquez correspondan a una mano u otra. Ahora bien, de hacerse ese estudio hay que contar con una dificultad añadida y es que desde su juventud el pintor sevillano trabajó con ayudantes y criados como Diego Melgar o Juan de Pareja que intervinieron en sus obras y no se sabe hasta qué punto.
 
Por eso mismo no todos los cuadros valdrían para dirimir el trazo velazqueño, pero afortunadamente hay un lienzo ideal para este asunto: La adoración de los reyes magos. Este cuadro pintado en Sevilla en 1619 tenía un objetivo muy claro, ser la obra maestra del pintor, es decir, la obra con la que un tribunal examinó su pericia con los pinceles para concederle el permiso de ser maestro pintor.
 
En resumidas cuentas, era un examen que tuvo que superar el joven Diego Velázquez (que rondaría entonces los 18 años) en exclusiva, sin ayuda de nadie.
 
Adoración de los Magos, una obra en la que solo cabe pensar en pinceladas del joven Diego Velázquez.

De esta misma etapa sevillana nos ha llegado otra pista visible aún en el cuadro Cristo en casa de María y Marta. En él Velázquez representa a Jesús predicando a una de las dos hermanas y lo hace de una manera muy singular, bendiciendo con la mano izquierda, desde luego una pose rarísima en la iconografía cristiana.
 
Cierto es que las leyes de entonces como las promulgadas por la Inquisición no perseguían a los zurdos (al menos que se sepa) pero resulta muy extraño que Velázquez siendo entonces aprendiz de un veedor de la Inquisición, como era Francisco Pacheco, hubiese pintado sin una justificación seria a Cristo zurdo.
 
Detalle del cuadro Cristo en casa de María y Marta, donde el mesías aparece como zurdo.

Una idea que de momento quizá solo sea una hipótesis, pero en la que desde luego se podría profundizar obteniendo un nuevo punto de vista sobre la pintura velazqueña.