El acuerdo de las derechas para desbancar a Susana Díaz pasa sus horas más adversas. Tanto es así que Vox ya no oculta que una de las posibles salidas al dilema de la gobernabilidad andaluza es la repetición de elecciones. 

La formación que lidera Santiago Abascal esperaba que en las últimas horas se produjese un acercamiento de Ciudadanos al partido, algo que finalmente no ha ocurrido. Todo ello ha desencadenado un enfado mayúsculo de los ultras con Albert Rivera. 

La gota que habría colmado el vaso habrían sido unas declaraciones en las que Manuel Valls, candidato de Cs por Barcelona y ex primer ministro por el Partido Socialista de Francia, habría pedido un cordón sanitario para aislar a la extrema derecha en Andalucía y en España. Sus palabras han sentado como un tiro a Vox, hasta el punto de que importantes sectores del partido habrían alzado la voz para lanzar el siguiente mensaje: "Hay que repetir elecciones. Ciudadanos es lo mismo que el PSOE". 

Esta situación ha acabado ocasionando que el líder de Vox, Santiago Abascal, haya lanzado un órdago a la formación naranja: "Nos vemos en las urnas". 

Rivera y Abascal, dos enemigos 'íntimos'

Hay que recordar que este mismo viernes, la formación ultraderechista exigía a sus teóricos socios (PP y CS) una serie de medidas para sumarse al pacto que llevaría a la derecha a la presidencia de la Junta por primera vez en la historia democrática de Andalucía. Entre las 100 exigencias de Vox destacaba quitar el PER, cercenar Canal Sur o apoyar los toros. 

Por otra parte, en ElPlural.com hemos recordado estas semanas que entre Rivera y Abascal existe una enemistad y que el segundo no iba a desaprovechar esta oportunidad para vengarse. Sin embargo, no siempre hubo este sentimiento entre ambos, de hecho durante muchos años fueron amigos de plató y compartieron trayectoria política. Sin embargo, en las elecciones europeas de 2015 todo cambió. En aquellos comicios, Vox se quedó a escasos votos de conseguir un eurodiputado, y ante la amenaza de desaparecer del mapa, Abascal pidió a Rivera integrarse en su formación. Una petición que nunca encontró respuesta y que provocó que el partido ultraderechista naufragara durante varios años por el desierto, hasta que en las recientes elecciones andaluzas irrumpió en el tablero político con 12 escaños.