Teresa Rodríguez trató de escenificar una marcha de Podemos acordada y “civilizada” con un vídeo junto a Pablo Iglesias explicando que las diferencias estratégicas han provocado la decisión de que la andaluza con continúe como líder de los morados en la región. Sin embargo, este jueves ha comparecido ante la prensa para cargar contra Podemos y anunciar la creación de una nueva fuerza política nacionalista andaluza y de izquierdas.

La coordinadora general de Podemos Andalucía, cargo que mantendrá hasta que se elija la nueva dirección en la próxima Asamblea Ciudadana, cree que Andalucía necesita “un sujeto netamente andalucista” porque tiene problemas muy concretos y, mientras otros territorios “han sido capaces de poner en el centro sus necesidades legítimamente”, el sur debe hacer lo propio.

A pesar de que Rodríguez insiste en que “no es una división ni una retirada, sino una separación acordada”, ha cargado contra Podemos, partido al que ha acusado de estar fuertemente influenciado por Madrid, por la Universidad, por “el patriarcado” y por “la clase media”.

Junto a Teresa Rodríguez, se marcha también Miguel Urbán, hasta ahora responsable de Memoria Histórica de los morados y uno de los líderes de Anticapitalistas. No obstante, mantendrá su acta de eurodiputado.

"Divorcio pactado"

La escisión de los anticapitalistas, que todavía debe ser aprobada este domingo por sus órganos de dirección y el próximo 28 de marzo por su militancia, se ha llevado a cabo de forma pacífica, tal y como ha reconocido el propio Iglesias, que ha agradecido a Urbán y Rodríguez su forma de hacer las cosas.

De hecho, las fuentes consultadas se refieren a esta ruptura como un "divorcio pactado", que permitirá a Podemos y Anticapitalistas volver a "encontrarse" en un futuro, posiblemente en el plano electoral.

El detonante de la salida de los anticapitalistas, que se convirtieron en el principal sector crítico de Podemos apenas unos meses después de surgir el partido, ha sido la entrada en el Gobierno de coalición con el PSOE, que esta corriente rechaza, por el riesgo de abandonar la oposición de izquierdas que les caracterizaba, y "acabar justificando recortes y políticas antisociales".