No están dispuestos a rendirse, pese a que se han quedado prácticamente solos. Este domingo Hazte Oír a sacado a su gente a la calle en apoyo a su autobús y en defensa de su peculiar visión de la "libertad de expresión y educación". Han recorrido las calles de Madrid, desde la plaza de Neptuno hasta Cibeles, reclamando su derecho a "educar a sus hijos según sus convicciones morales". 
Al grito de: "Rita: la libertad no se quita", "A mi hijo lo educo yo" o "democracia = libertad de expresión" han desarrollado una marcha estratégicamente organizada.
A la cabeza de la misma han puesto a Charlotte Goiar, una mujer transexual que, a diferencia de la mayor parte del colectivo LGTB, defiende que "los niños trans son enfermos y sólo la medicina les puede curar". Goiar ha asegurado también que el autobús es "lo más normal del mundo", y ha recriminado que "lo que no es normal es que se imponga el adoctrinamiento en las aulas".
Hazte Oír no ha escatimado en merchandising tampoco. Ha repartido entre los manifestantes gorras y banderas, para una marcha en la que no ha habido incidentes de gravedad, pero sí enfrentamiento entre los participantes y un grupo de ciudadanos que les ha recriminado su incitación al odio.
La indignación entre estos últimos ha alcanzado su punto álgido, cuando una joven negra ha acusado a los integrantes de Hazte Oír de sembrar la intolerancia. Los manifestantes le han contestado: "Porque somos educados, sino te hubiéramos zurrado"
Irónicamente en el manifiesto que se ha leído al finalizar la marcha, Hazte Oír ha pedido que se ponga "fin al descarado doble rasero" de la "formulación pública de opiniones contrarias a sus dogmas". Y ha sentenciado con una frase que se ha repetido en las últimas semanas, pero en dirección contraria: "Dejad a los niños en paz"