Carles Puigdemont se ha despedido de Alemania con una rueda de prensa organizada por el círculo de periodistas en Berlín. El próximo sábado retorna a Bruselas y se volverá a establecer en Waterloo, dónde pondrá en marcha el Consejo de la República, un parlamento paralelo solo formado por independentistas nombrados por el propio Puigdemont.

Después de valorar el “cambio de estilo, de clima y de lenguaje” tras la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, ha vuelto a reiterar su disposición al diálogo que lleve a un referéndum de autodeterminación “a la escocesa”. Se ha mostrado dispuesto a reunirse con cualquier representante del Estado. “Es extraño que un gobierno que se reunió con ETA no lo haga con independentistas catalanes que nunca han hecho servir la violencia”, ha afirmado.

Acompañado de sus abogados, Puigdemont ha pedido de nuevo que España “respete” la voluntad de la ciudadanía “que decide que un pueblo vote sobre su destino”.

Ha desmentido el apoyo de Rusia a la independencia, así como que empresas catalanas hayan abandonado Cataluña. Tras reiterar que el independentismo es europeísta (la CUP pide la salida de la UE), ha reiterado que la Constitución española no prohíbe celebrar un referéndum siempre y cunado “se haga desde una mentalidad abierta”.

Ha calificado su proceso judicial de “político” y ha cargado contra el juez Pablo Llarena, del que ha dicho que sus autos y providencias “están llenos de contradicciones”.

Ha reconocido, también, que el independentismo catalán no tiene apoyos en Europa y que él no se ha reunido con líder alguno de la UE. No obstante, Puigdemont cree que el independentismo tiene la simpatía de numerosos ciudadanos europeos.

Asimismo, ha vuelto a pedir al Estado español “un proyecto político para Cataluña. Si el único argumento es la violencia, esta es un argumento muy pobre”, ha afirmado.