El revuelo se instala en el Senado en una semana de baja latencia en el Congreso de los Diputados. El foco se posa en la Cámara de representación autonómica después de trascender que cederá su espacio al grupo ultraderechista “multinacional” conocido como Red Política de Valores. Una decisión que emana de la Mesa de la Cámara y que contó con los votos a favor de los cuatro miembros del PP y los tres del PSOE. Sin embargo, los socialistas aducen “sentirse engañados” por los conservadores y registran ahora un escrito a la Presidencia y a la Mesa para que den marcha atrás y no permitan el cónclave antiabortista. Misma actuación que la adoptada en paralelo por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y EH Bildu.
Los socialistas han registrado un escrito remitido al presidente del Senado, el popular Pedro Rollán, al que le afean la publicación del anuncio de la “cumbre trasatlántica” en la web de la organización ultraderechista. Un cónclave que tiene como epicentro la lucha antiabortista, con postulados que describen la interrupción voluntaria del embarazo como un “asesinato”. El PSOE denuncia que “tanto la naturaleza del acto en cuestión, como la de la organización” impulsora agreden “gravemente” la reputación y la “imagen de neutralidad institucional” de la Cámara Alta.
Al margen, la izquierda soberanista en el Senado ha hecho lo propio con otro escrito dirigido a la Mesa para reconsiderar su decisión de ceder una sala a una organización antiabortista y antifeminista. “Las actividades y mensajes de esta organización son incompatibles con los valores de respeto a los derechos LGTBI, y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y la libertad para decidir plenamente sobre su cuerpo”, exponen desde ERC y Bildu.
¿Acuerdo irreversible?
A pesar de las peticiones de los soberanistas, fuentes próximas a la Presidencia del Senado indican a ElPlural.com no hay resquicio para invalidar los acuerdos de la Mesa. Podría, en tal caso, si el asunto regresase al órgano rector de la Cámara Alta y esta diese su visto bueno. Sin embargo, estas mismas fuentes, ante el visible enfado de los socialistas, afean que fueron sus tres miembros los que convalidaron el acuerdo.
De hecho, relatan que los documentos se repartieron entre los miembros que componen la Mesa el 12 de julio. Cinco después, el 17, el órgano estaba convocado para debatir y votar el orden del día, cuyo acta estaba compuesto por 200 páginas que, a su vez, contemplan “múltiples asuntos administrativos” que se dan por “vistos sin debate”. Al menos así lo ven los socialistas, quienes entienden que “la responsabilidad es de quien lleva el asunto a la Mesa”.
No obstante, entre las filas conservadoras entienden que la representación socialista en la Mesa dispuso de tiempo más que suficiente para leer dichos documentos y reflexionar sobre el sentido de su voto. Incluso estas mismas voces deslizan que pudieron “salvar su voto” y haberse opuesto a la iniciativa, pero no se hizo.
El PSOE señala al PP
El sentimiento entre los socialistas es que los conservadores han jugado con ellos. “Nos sentimos engañados por el PP”, explicaba el portavoz adjunto y secretario general del Grupo Socialista en el Senado, Alfonso Gil, quien apuntalaba la firme oposición de sus señorías a la celebración de un acto de esta índole. “Lo que se hace es ceder un espacio de esta Cámara para una organización que lo que hace es dividir y nosotros pretendemos que los actos que aquí se celebren, más allá de debates parlamentarios, sean inclusivos y respeten a toda la sociedad”, expuso.
Los socialistas, al contrario de lo que trasladan desde el sector conservador, denuncian que no hubo unanimidad como tampoco “hubo ninguna votación”. Entienden, por tanto que sí existió “mala fe” por parte de los conservadores, a quienes afean que no le entregaran el acta de la Mesa del 17 de julio, en la que queda reflejada la aprobación de la cesión, hasta el mes de septiembre. “Solamente se aprobó con la mayoría absoluta del PSOE”, deslizan. No obstante, otras voces socialistas aludidas por El País aseguran que estarán “más vigilantes” de cara al futuro.
Así, la cumbre está prevista para que se celebre el próximo mes de diciembre y cuenta con la viabilidad de la Mesa, independientemente del sentido de voto de los componentes socialistas. “Se hizo a espaldas de los miembros del PSOE de la Mesa y no se ha sometido a ninguna votación”, indicó Gil, agregando que se sienten “engañados” por un PP que, a la postre, será quien acabe como el “altavoz de la ultraderecha y el trumpismo más duro”.