El batacazo electoral en las elecciones generales del pasado 28 de abril, donde el PP se dejó 71 escaños (137 a 66), puso en jaque las cuentas de los azules. Llegando a plantearse vender su sede en Génova, buque insignia de los populares y marca reconocible de la estructura, el ERE hizo temblar a muchos trabajadores. La plantilla ha sido reducida, pero el partido trata de reducir gastos innecesarios a fin de incurrir en el menor número de despidos posible.

Tal y como ha relatado el diario El Mundo, la estrategia de ahorro de los de Casado va desde aspectos tan amplios como la reducción de empresas demoscópicas contratadas (solo cuentan con Sigma Dos y GAD3) hasta el precio del café. La dosis de cafeína era un derecho gratuito en Génova, pero ahora tendrán que rascarse el bolsillo de las monedas para contar los 45 céntimos que costará cada taza. Solo con esta minucia planean ahorrarse el despido de dos trabajadores.

También anecdótico y metafórico del agujero en las arcas que atraviesan los populares es que han quitado el vado que impide a los coches aparcar junto a la sede del partido. El sueldo de un asesor por permitir que se aparque a las puertas de su feudo.

Además de ello, se reducirá el presupuesto para viajes, asesores y hasta se implementará una estrategia de recolocación. La idea, hacer que asesores y demás trabajadores puedan ejercer sus labores en las autonomías en las que han conseguido imponerse en las urnas.

Génova no lo esconde. Habrá despidos, pero la intención es que no alcance los 30, umbral que tienen por ley las empresas con más de 300 empleados.

El PP ha perdido un gran grueso de la financiación mediante subvenciones. En concreto, tal y como detalla el medio previamente mencionado, el PP ha perdido 9,3 millones del Ministerio del interior y 5,2 millones de los parlamentos autonómicos.