El presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, ha dejado claro en declaraciones a la agencia Efe que los proyectos legislativos pendientes “no son de Podemos o del PSOE” sino del Gobierno y, además, ha incidido en que “van en lote”, por lo que proyectos de ley como el de Garantía de Ingresos y de Garantías Ciudadanas “se tramitará solo en el caso de que haya una acatamiento a la lealtad por parte de los dos grupos y de todos los diputados”.

A su juicio, es “muy grave” lo que está ocurriendo con los miembros del grupo parlamentario de Podemos en las Cortes de Castilla-La Mancha, y ha añadido que lo que les pide, como Gobierno, a todos los diputados es “acatar lealmente las decisiones de su partido”, que también es lo que exigiría a un diputado del PSOE. Ha subrayado que hay varias leyes pendientes de aprobación, entre ellas la de Mecenazgo, que también “traicionó” Podemos, y ha recalcado que “o van todas o no va ninguna”.

El presidente de Castilla-La Mancha ha considerado “muy grave que un diputado se pase la democracia por el arco del triunfo”, que es “lo que está pasando en las Cortes” y que, en su opinión, es un “caso severo de crisis interna y deslealtad con sus propios votantes”.

El enfado del líder socialista está más que justificado a tenor del comportamiento cainita del diputado díscolo de Podemos, David Llorente, portavoz a su vez del Grupo Parlamentario de la formación morada en las Cortes castellano-manchegas. Y es que Llorente vota lo que quiere, cuando quiere y como quiere, pero, eso sí, “haciendo pinza” y “defendiendo los intereses personales y del PP”, según denuncian el Portavoz del Ejecutivo regional, Nacho Hernando, y la compañera del caprichoso diputado, María Díaz.

El disputado voto del díscolo podemita

En este sentido, Hernando muestra su indignación y asegura que “no puede ser que un solo diputado”, en referencia a Llorente, “decida si se aprueba o no, por ejemplo, la Ley de Mecenazgo o se abstenga acerca de la subida del SMI o haga pinza con el PP en la ley sobre la FP o con su ausencia en el pleno de las Cortes no defienda la atención primaria y las mejoras que está consiguiendo el Gobierno”. De ahí que el Portavoz no se fíe del díscolo podemita y sentencie que no “bastará con que asegure que va a votar sí a la Ley de Garantías Ciudadanas”, en la que sus compañeros de Podemos en el Gobierno de Page (un vicepresidente segundo y una consejera) han trabajado a conciencia, “sino que para que ésta sea remitida a las Cortes deberá abandonar la indisciplina y acatar las decisiones de la mayoría democrática de su partido”, al mismo tiempo que desista de “plantear enmiendas y cese su estrategia de pinza con el PP”, ha dicho.

Razón no le falta a Nacho Hernando. Y es que es casi imposible encontrar un caso así en el parlamentarismo autonómico español. No puede ser que sus compañeros en el Gobierno negocien con sus coaligados una ley, y luego tengan que volver a negociar con un diputado la misma ley aprobada por el resto de su formación. Eso no es de recibo y denota una inmadurez política impropia de una persona que ostenta tan importante representación, o bien mala fe por venganza o desavenencias con su partido.

Fuentes de Podemos consultadas por ElPlural.com recuerdan a David Llorente que fue elegido diputado regional por Guadalajara en la lista de Podemos, partido al que le debe lealtad y compromiso político, aparcando sus “pataletas”, como señala el presidente del Grupo Socialista, Rafael Esteban, para seguidamente añadir, “no podemos estar a expensas de los caprichos de este diputado, que sin dar ninguna explicación se ausentó de una votación en la Comisión de Empleo, que propició que se aprobaran las enmiendas del PP al proyecto de ley de modificación del Consejo de Formación Profesional”, subraya.

La rabieta del perdedor

Lo sucedido en Castilla-La Mancha, que se parece mucho a la pinza que los diputados de IU hicieron en Extremadura en 2011, propiciando un gobierno presidido por el PP, viene arrastrándose desde agosto de 2017 cuando David Llorente perdió por goleada las primarias a la secretaría general de Podemos en Catilla-La Mancha, donde el hoy vicepresidente segundo del Gobierno manchego, José García Molina, revalidó su cargo con el 57 por ciento de los votos, frente al 33% logrados por Llorente. El resultado fue todavía más abultado en las votaciones a encabezar la lista autonómica, celebradas en noviembre de 2018. García Molina alcanzó el 51 por ciento y Llorente cosechó 30 puntos menos. Al díscolo diputado no le gustó el resultado y de aquellas primarias vienen a ahora estos lodos.

Pero la paciencia podemita tiene un límite, y sus compañeros han decidido abrirle expediente disciplinario y recuerdan que, hoy por hoy, David Llorente “no habla en nombre de Podemos”, acusándole de “estar negociando con el PP sus ausencias y el sentido de su voto”, algo “inadmisible” para la formación morada. “Actuaremos con rapidez y diligencia”, ha asegurado recientemente la presidenta del Grupo Parlamentario de Podemos y secretaria de Organización en la región, María Díaz.

Por su parte, Llorente anunció que ha remitido a la Comisión de Garantías Democráticas de Podemos la solicitud de apertura de expedientes disciplinarios al secretario regional y a la secretaria de Organización, José García Molina y María Díaz, así como al secretario de Comunicación, Julio Pérez, por “difamación e injurias”. Viendo lo visto, no es de extrañar que Podemos se encuentre en la grave crisis por la que atraviesa en toda España, con escisiones, corrientes críticas de los críticos, anticapitalistas desenfrenados, Mareas, “bajamareas”, “subemareas”, “errejonistas” de vía estrecha, “MASerrejonistas”… y así una larga lista que amenaza seriamente a la formación que hace apenas un par de años aspiraba a arrebatar al PSOE la hegemonía de la izquierda.