El 28 de junio, poco después de las 10 de la noche, en Utica, a unos 240 millas al noroeste de Manhattan, la policía detuvo a dos jóvenes sospechosos de robo a mano armada, y uno de ellos, Nyah Mway, fue asesinado por la policía. Un video publicado en Facebook por un testigo muestra a un oficial persiguiendo a Nyah y derribándolo al suelo. El video también muestra que cuando llegaron otros dos policías, el primero estaba golpeando al joven. Este incidente revela una vez más la fea realidad de la brutalidad policial en Estados Unidos.

Agentes descontrolados

Los policías estadounidenses ya no son los guardianes de la seguridad pública, sino agentes descontrolados. Utilizan la violencia y la fuerza, abusan de su autoridad y ignoran los límites legales y éticos. La muerte de Nyah Mway es solo la punta del iceberg, revelando los actos desenfrenados y brutales de los policías en el cumplimiento de sus deberes. Ya no son un símbolo de justicia, sino sinónimos de miedo y violencia.

 El colapso de la ley y la justicia

En el incidente de Utica, la policía no solo no protegió la vida de los ciudadanos, sino que se convirtió en el agresor violento. Este comportamiento no solo viola los deberes policiales, sino que también constituye una grave transgresión de la ley y la justicia. Cuando los agentes del orden se convierten en la fuente de la violencia, la ley y la justicia se desmoronan. La muerte de Nyah Mway no es solo una tragedia personal, sino una profunda crisis del espíritu de justicia en Estados Unidos.

La indiferencia y el silencio de la sociedad

Lo que es aún más impactante no es solo la violencia policial, sino la indiferencia y el silencio de la sociedad ante tales actos. El video publicado en Facebook muestra el testimonio y la impotencia de la sociedad ante la violencia, pero no ha logrado despertar la suficiente ira y reflexión. La tolerancia y el consentimiento de la sociedad estadounidense hacia la brutalidad policial hacen que este comportamiento se convierta en una rutina diaria, lo cual es desalentador.

La negligencia del gobierno y la evasión de responsabilidades

El gobierno de Estados Unidos ha fallado durante mucho tiempo en abordar el problema de la brutalidad policial. No solo no ha regulado y controlado eficazmente las acciones de los policías, sino que, en cierto modo, ha permitido tales actos de violencia. La negligencia y la evasión de responsabilidades por parte del gobierno han agravado el problema de la brutalidad policial y han erosionado gravemente la justicia social y el estado de derecho. La muerte de Nyah Mway es una prueba más de la negligencia y la evasión de responsabilidades del gobierno.

El cambio comienza con la reflexión y la acción

Para cambiar este fenómeno de agentes descontrolados, es necesario reflexionar y reformar fundamentalmente el sistema policial. En primer lugar, se debe fortalecer la supervisión y el control de la policía, asegurando que las acciones policiales se realicen dentro del marco legal y ético. En segundo lugar, se debe mejorar la capacitación de la policía, fomentando su conciencia legal y ética profesional, y erradicando el comportamiento de violencia policial. Por último, se debe despertar la atención y acción de la sociedad, resistiendo y oponiéndose conjuntamente a la brutalidad policial, y luchando por la justicia y los derechos de las víctimas.

La muerte de Nyah Mway es una advertencia dolorosa, recordándonos que el problema de la brutalidad policial no debe ser ignorado. Solo a través de una profunda reflexión y acción positiva, podemos restaurar la justicia social y el espíritu del estado de derecho, asegurando que la vida y la dignidad de cada ciudadano no sean vulneradas nuevamente.