El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, agradece al ya exvicepresidente, Juan García-Gallardo, que haya tenido la “deferencia” de presentarle por escrito su dimisión en persona, pero se ha visto obligado a cesar a dos de los consejeros ultra, los más polémicos, que se resistían, el “cazacomunistas” de Industria y Empleo, Mariano Veganzones, que ha dinamitado el diálogo social con sindicatos y empresarios, y el de Agricultura y Ganadería, Gerardo Dueñas, que protagonizó la polémica sobre la tuberculosis bovina.

Sin embargo, Mañueco conserva en su Gobierno al titular de Cultura y Deportes, Gonzalo Santonja —de quien dice que “ha tenido siempre su confianza” y “la mantiene”— que ha decidido pasarse al equipo del Partido Popular, al más puro estilo tránsfuga, ignorando la decisión del Comité Ejecutivo Nacional que ayer tarde presidía el líder de VoxSantiago Abascal, durante el que, según ha confirmado el propio Gallardo, se acordó la salida de los gobiernos de coalición PP-Vox de “todos los altos cargos”.

Las Cortes siguen en manos ultras

También se resiste el presidente de las Cortes, Carlos Pollán, cuyo cargo fue igualmente acordado en base al pacto de gobierno en Castilla y León, pero de quien Mañueco considera depende la decisión, algo que parece cuando menos curioso, puesto que Vox seguirá dirigiendo el Parlamento Autonómico, en última instancia, en base a un pacto que el propio Vox ha dinamitado.

Mañueco ha reiterado su perplejidad y su convicción de que la intención de los miembros de Vox en su Gobierno era la de conservar el acuerdo y continuar gobernando, tal y como expresó ayer, afirmando que la salida de los de extrema derecha era “incomprensible” y se debía a una estrategia nacional.

De hecho, el presidente reconoce que estos días, según conocía los movimientos de sus hasta ahora socios de gobierno, creyó que el órdago, en realidad, era “un farol”.

¿Mirará al PSOE o a Vox en las Cortes?

Lo cierto es que Mañueco comienza su andadura en solitario y en minoría en unas Cortes en las que, a partir de ahora, tendrá que mirar más, desde el atril del hemiciclo, a la izquierda al PSOE, o a la derecha a Vox —e incluso al fondo, donde se sientan los miembros del Grupo Mixto y los partidos localistas Soria Ya, Por Ávila y Unión del Pueblo Leonés, a quienes no ha hecho estos dos años precisamente arrumacos— y menos a la bancada azul de la primera fila en la que hasta este momento se sentaban los ultras que sabía estarían de su parte, fuera como fuera.

No habrá elecciones anticipadas, ha asegurado. Así que, dice, en una de sus largas cambiadas, mirará a los castellanos y leoneses.

La vicepresidencia la deja Mañueco en manos de la consejera de Familia, Isabel Blanco, mujer de carácter y maneras diametralmente opuestos a los de Gallardo, y confía a los delegados territoriales de la Junta en Zamora, Leticia García, y Segovia, José Luis Sanz Merino, las carteras de Industria y Movilidad, mientras que la hasta ahora consejera de Movilidad, María González Corral, toma los mandos que deja el ultra Gerardo Dueñas en Agricultura y Ganadería.

Sí a los menores no acompañados

Al lado de Canarias y de los niños que Castilla y León viene acogiendo año tras año. En ese lado se ha situado Mañueco, que no obstante, ha continuado en la ofensiva contra Pedro Sánchez y lo que considera un fracaso de su política migratoria, “entre la improvisación y la incompetencia”, ha dicho, reclamando diálogo “y no imposición”.