Para constatar hasta qué punto se ha llegado a degradar la política catalana basta y sobra con la comprobación del protagonismo insólito que en muy pocos días ha alcanzado un individuo llamado Víctor Terradellas. Nacido en Reus en 1962, este exresponsable de relaciones internacionales de la ahora ya extinta CDC y que en la actualidad es presidente y patrón de la fundación CatMón, se ha hecho tristemente famoso por varios motivos. En primer lugar porque es el principal encausado en el Caso Estela, de presunto desvío de subvenciones públicas recibidas por la citada fundación a la causa separatista, en concreto al sostenimiento económico de las actividades del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, huido de los tribunales de justicia españoles y residente en la población belga de Waterloo. Pero el protagonismo del tal Víctor Terradellas va mucho más allá: suyo es un infame informe de circulación restringida sobre mandos y agentes de los Mossos d’Esquadra, sus adscripciones ideológicas y políticas -“rojo”, “españolista”...-, sus convicciones “patrióticas” -esto es, si son o no secesionistas y hasta qué punto lo son o no- e incluso aspectos que afectan a su vida íntima -una agente es definida como “lesbiana”, otro agente es calificado como “enfermo”… Aún hay más: el mismo Víctor Terradellas se cruzó mensajes y llamadas con Carles Puigdemont y también con otros dirigentes sobre los posibles apoyos de otros países, tanto económicos como diplomáticos, que una declaración unilateral de independencia de Cataluña, citando entre otros a Rusia, China, Israel o San Marino, aunque lo cierto es que ninguno de estos estados -como ningún otro en todo el mundo mundial- ha manifestado hasta ahora el más mínimo apoyo a la causa del separatismo catalán.

Sin que consten ningún tipo de ingresos económicos ni tampoco rentas que le permitan hacerlo, el tal Víctor Terradellas ha realizado frecuentes viajes al extranjero, asegura tener importantes conexiones internacionales y es público y notorio que cuenta asimismo con excelentes relaciones con altos cargos del gobierno de la Generalitat presidido por Quim Torra. Un gobierno que, siguiendo las instrucciones dadas desde Waterloo por Puigdemont, no solo sigue todavía sin condenar la violencia y el vandalismo ejercidos por los CDR, el Tsunami Democràtic y otros grupos que preconizan y practican la pura y simple barbarie para amedrentar al conjunto de la ciudadanía catalana y perjudicar de forma grave a la economía de Cataluña y del conjunto de España, sino que en algunos casos legitima o defiende estas formas de actuación, que sin duda alguna son delictivas. Este mismo gobierno, que tiene en Quim Torra como presidente, legitima y defiende también la realización de una encuesta entre escolares catalanes a los que se les pregunta por sus afinidades con la causa independentista. Mientras, una hija y un par de sobrinos del mismo Quin Torra aparecen como participantes en algunos de estos actos de vandalismo, como lo son los prolongados cortes de tráfico en autopistas y carreteras y también en vías férreas, en especial en las del AVE, con toda clase de perjuicios económicos a empresas y autónomos, y también a gran número de familias.

Es lo que va de haber pasado, en Cataluña, de las profundas convicciones democráticas, el prestigio personal, el ejercicio responsable de la autoridad institucional y el sentido de un auténtico hombre de Estado como fue el tan añorado presidente Josep Tarradellas a la penosa y triste realidad de un individuo como Víctor Terradellas.

Tal vez esto explique, por ejemplo, que el recientemente galardonado con el premio Cervantes, el gran poeta catalán Joan Margarit, todavía no ha recibido ningún tipo de felicitación por parte del presidente de la Generalitat, ni tan solo de la consejera de Cultura. ¿Será quizá porque Margarit escribe sus poemas en catalán y los reescribe en castellano, publicádolos en ambas lenguas? Por cierto, tampoco la cantante catalana Rosalía ha recibido ninguna felicitación de la Generalitat, a pesar de haber sido la gran protagonista de la fiesta de los Grammy Latinos, en la que recibió cinco premios. ¿Será porque Rosalía canta en castellano, aunque también lo haga en catalán?

A esta realidad actual nos ha conducido el célebre “procés”. Por cierto, en su encuesta más reciente, dada a conocer hoy, el Centro de Estudios de Opinión (CEO), dependiente de la Generalitat, constata un nuevo descenso del apoyo de la ciudadanía catalana a la opción secesionista. Según el CEO, ahora solo el 33,6% dice que su opción preferida es la independencia de Cataluña. Más del 58% de los catalanes afirman no estar conformes con el actual nivel de autonomía pero, como ya sucedió en el anterior sondeo de verano del CEO, los partidarios de la independencia son ahora el 41,9% mientras que los contrarios suben ya al 48,8%. Esta es la segunda encuesta consecutiva del CEO que da más partidarios del “no” que del “sí” a la independencia. En solo siete meses el apoyo a la secesión ha perdido ocho puntos porcentuales.