Construir un Almacén Temporal Centralizado (ATC) para albergar los residuos radiactivos de toda España (y algo de Europa) en la localidad conquense de Villar de Cañas costaría cerca de 3.000 millones de euros (proyecto, 1.000; explotación, 1.000; clausura, 150; impuesto ecológico, 400; asignaciones ayuntamientos, 300 millones de euros…), mientras que los Almacenes Temporales Individuales (ATI) no llegarían a los 2.800, con la salvedad de que éstos son ya un hecho. Ya hay tres construidos (Trillo, Zorita y Ascó) y en breve se edificarán el resto, con la ventaja de que se ubican en el mismo lugar donde se encuentran las centrales nucleares existentes, evitando, lo que es más importante, el peligro del transporte por carretera que supondría desplazar toda esa basura nuclear desde Cataluña, Valencia o Extremadura a Castilla-La Mancha. ¿Para qué sirve un ATC teniendo los ATI?

¿A quién, entonces, le interesa construir un basurero radiactivo, que nadie quiere y que todas las comunidades autónomas rechazan porque no aportaría ninguna riqueza añadida a la zona, salvo las compensaciones que recibirían los ayuntamientos próximos a la instalación? La respuesta es clara, sólo al Partido Popular y, concretamente, a los “populares” de Castilla-La Mancha liderados por María Dolores de Cospedal, responsable directa de que el Gobierno de Mariano Rajoy eligiera la localidad conquense de Villar de Cañas para situar el estercolero nuclear.

Y fue en su primer Consejo de Ministros, diciembre de 2011, cuando el recién nombrado Ejecutivo presidido por Rajoy eligió Villar de Cañas para el ATC. La sorpresa fue mayúscula: la cuarta opción barajada era finalmente la elegida, máxime si meses antes la entonces presidenta de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, había dicho que “ni en ningún pueblo, ni en ninguna provincia” quería el ATC, porque esta comunidad “ya había sido muy solidaria en materia nuclear (sic)”. ¿Qué le hizo cambiar de idea?

Un negocio de mil millones controlado por Cospedal

Para la Plataforma contra el ATC de Villar de Cañas está claro: Sólo la construcción del basurero radiactivo movía cerca de mil millones de euros, que el ministro de Industria de aquel entonces, José Manuel Soria, prometió a Cospedal su control directo. Tanto es así, que la exsecretaria general del PP colocó en la presidencia de Enresa, organismo para la gestión de los residuos radiactivos, a una de las personas menos conocedora de la energía nuclear, pero de su confianza máxima, Francisco Gil-Ortega, que para desgracia de Cospedal meses más tarde tuvo que dimitir de la presidencia de  esta empresa pública por ciertas anomalías contables y dudosas facturas.

Las “desgracias” de Cospedal se sucedieron cuando su valedor en el basurero nuclear e íntimo amigo José Manuel Soria también tuvo que dimitir acuciado por el escándalo de los “Papeles de Panamá”, aunque siendo alcalde de Las Palmas otros casos de supuesta corrupción urbanística lo tuvieron en el disparadero político.

Por otra parte, y como no podía ser menos, algunas de las empresas que hicieron negocio con Enresa contaban con el marido de Cospedal, Ignacio López del Hierro, en su consejo de administración, como es el caso de Iberinco, que se llevó decenas de millones de euros en contratos, como denunció en su día la Plataforma anti ATC.

El alcalde y la secretaria

Pero dentro de toda esta trama nuclear conquense destacan dos extraños personajes que han defendido con uñas y dientes el ATC, incluso uno de ellos con graves insultos contra los detractores del basurero nuclear, como son el alcalde del PP de Villar de Cañas, José María Saiz, y la secretaria del ayuntamiento, Carmen Barco, verdadera artífice de que la localidad optara a la triste candidatura de convertirse en el basurero radiactivo de Europa. Eso sí, el alcalde habló rápidamente de que al pueblo “le había tocado la lotería”. ¿A quién le tocó la lotería? Eso queda todavía por investigar, puesto que el regidor Saiz tiene todavía muchas cosas que aclarar sobre el urbanismo del pueblo y las licencias de construcción.

Sin embargo  “la sombra alargada” de Carmen Barco, erigida en “portavoz” pro cementerio nuclear que, incluso, hacía callar al alcalde e insultaba a la oposición en las sesiones plenarias (ver video), como publicó ELPLURAL.COM en noviembre de 2014, tuteló hasta hace unos meses todo el proceso y ahora, según fuentes del PP consultadas por esta redacción, “está muy preocupada, yo diría que deprimida, después de que el Gobierno de Pedro Sánchez haya paralizado temporalmente la ATC”, dicen.

A estos dos personas se une un tercero no menos extraño, como es el presidente del PP de la Diputación de Cuenca, Benjamín Prieto, que tras ser abandonado por Cospedal, ya que el “negocio de los átomos” no depende ahora del PP, aseguran fuentes socialistas, arremete con virulencia, como si le fuera la vida ello, contra el presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, “enemigo” declarado del Almacén Temporal Centralizado, que desde que llegó al poder, en julio de 2015, no ha dejado de llevar a cabo iniciativas políticas que han conseguido paralizar las obras del cementerio nuclear.

Pedro Sánchez: la última palabra

Iniciativas que dieron su fruto con la arribada de Pedro Sánchez a La Moncloa. El Ministerio para la Transición Ecológica pedía (ver carta) al Consejo de Seguridad Nuclear la suspensión del expediente para dar el visto bueno a la construcción del cementerio nuclear. Page y las 50 asociaciones que forman parte de la Plataforma expresaban su satisfacción por esta noticia. Todos, salvo las derechas, PP y Ciudadanos.

Pero hace unos días, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, hacía unas declaraciones a ABC que daban aliento a las reivindicaciones del PP, asegurando que el ATC era necesario, aunque no mencionó el nombre de Villar de Cañas. Rápidamente, la portavoz del grupo parlamentario socialista en las Cortes castellano-manchegas, Blanca Fernández, aseguraba que el PSOE de Castilla-La Mancha hará “lo que tenga que hacer” para impedir la construcción del basurero nuclear, “esté quien esté en Moncloa”, dijo.

¡Ojo! porque Pedro Sánchez no puede hacer lo mismo que Mariano Rajoy con Castilla-La Mancha: expoliar el Tajo a través del trasvase Tajo-Segura para beneficiar la huerta murciana en detrimento del desarrollo agrícola castellano-manchego y, además, situar en estas tierras el cementerio nuclear que nadie quiere en la región, salvo el PP y sus ocultos intereses, hoy por hoy, bajo la lupa de Moncloa.

El presidente Sánchez sabe que su compañero de partido, Emiliano García-Page, además de jugarse la Presidencia de la Comunidad, ha apostado fuerte por alejar de la región este basurero inservible, cuando ya existen, como hemos dicho, varios Almacenes Temporales Individuales en cada una de las centrales nucleares de España.