Cuando la cifra de civiles fallecidos en la estación de tren de la ciudad de Kramatorsk, al este de la región del Donbás, asciende a 50 (cinco de ellos niños), el Gobierno de Vladimir Putin niega ser el autor del ataque, tildando las acusaciones de Kiev de “provocaciones” que no se corresponden con la realidad.
"Las Fuerzas Armadas de Rusia no han llevado a cabo ninguna misión el 8 de abril en Kramatorsk y tampoco hay ninguna planeada", defendía este viernes el Ministerio de Defensa ruso comandado por Serguéi Shoigú.
El jefe de la administración militar regional del Donbás, Pavlo Kirilenko, ha acusado a "los nazis rusos de disparar un misil Tochka-U contra la estación de tren de Kramatorsk, "desde donde salen trenes para evacuar a residentes de la región del Donbás a regiones más seguras en Ucrania", condenaba en un mensaje difundido por Telegram.
Por su parte, el presidente Volodímir Zelenski ha acusado a “los ocupantes” rusos de disparar un misil contra personas “pacíficas que esperaban ser evacuadas”: "Al no tener la fuerza y el valor para hacernos frente en el campo de batalla, están destruyendo de forma cínica a la población civil. Es una maldad que no tiene límites y que, si no es castigada, nunca se detendrá", sentenciaba.
La comunidad internacional condena la “atrocidad” de Kramatorsk
Ante tal catástrofe humanitaria de nuevo producida en el corazón de la guerra entre Ucrania y Rusia, Occidente ha vuelto a condenar los ataques hacia la población indefensa. Por un lado, Estados Unidos ha asegurado que lo sucedido en Kramatorsk es “otra atrocidad más de Rusia”, garantizando así que Putin “rendirá cuentas” ante el mundo.
Desde el ámbito europeo, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha tildado de “abominable” el ataque, prometiendo a su vez que su país hará justicia por las matanzas de Bucha, Mariúpol y Járkov: "Los civiles ucranianos huyen para escapar de lo peor. ¿Sus armas? Carritos, peluches, maletas", sentenciaba a través de sus redes sociales.
El Gobierno británico de Boris Johnson se ha pronunciado en la misma línea volviendo a calificar los acontecimientos como “crimen de guerra”.