El delicado estado de salud en el que el papa Francisco se encuentra desde el pasado 14 de febrero ha llevado a múltiples elucubraciones acerca de su futuro al frente de la Iglesia católica, pero ¿qué opciones tiene el máximo responsable del órgano eclesiástico? ¿Puede dimitir el líder argentino?
La posibilidad está ahí. Es decir, la decisión de dar un paso a un lado de manera voluntaria recae única y exclusivamente sobre él. Ahora bien, ¿está dispuesto a ello?
Por el momento, Francisco ha dejado clara su intención de no hacerlo salvo que sea estrictamente necesario. Ya en su día, a tenor de unos problemas de rodilla que le llevaron a usar silla de ruedas, dijo que “se gobierna con la cabeza, no con la rodilla”.
Renuncia en caso de "impedimento médico"
Sin embargo, también ha apoyado públicamente la decisión que adoptó su predecesor Benedicto XVI, quien dejó el cargo en 2013 y renunció al trono de Pedro, una baza revolucionaria que no se daba desde tiempos de Gregorio XII (1406-1415).
En 2022, durante una entrevista concedida al diario ABC, el papa indicó que ya había firmado su renuncia en caso de “impedimento médico” y que le había entregado la misma al cardenal Tarcisio Bertone, previamente mano derecha de Ratzinger, pero en la actualidad, con 90 años, sin cargos en la Curia Romana.
En aquel momento emitió que él ya había firmado su renuncia. “Era Tarcisio Bertone el secretario de Estado. Yo la firmé y le dije: en caso de impedimento por cuestionas médicas o qué se yo, acá está mi renuncia. Ya la tienen. No sé a quién se la habrá dado el cardenal Bertone”, señaló. Pese a esto, no ha concretado qué tipo de impedimento ni quién o cómo llevará a cabo esta decisión.
El Derecho Canónica respalda que “si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie”. Si nos situamos en la forma en la que lo hizo Benedicto XVI, fue pública y ante un consistorio para canonizar a unos mártires; y se pronunció en latín.
¿Tiene sustituto el papa?
En el transcurso de su convalecencia, los papas no tienen sustitutos, ya que no es una presidencia, sino un monarca absoluto en tanto en cuanto su potestad, por canon, se considera “suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia” y tiene que ejercerse “siempre libremente”.
Si bien la legislación canónica no establece qué ocurre en algunos supuestos, como que un pontífice entrara en coma o sufriera una enfermedad degenerativa que le impidiera mantenerse en el puesto.
En cuanto tiene que ver con la gestión diaria de la Iglesia católica, ésta dispone de la Curia Romana, que “por autoridad del misma” está especializada en ministerios -denominados dicasterios- o tribunales.
Francisco sí que ha delegado durante su hospitalización en otros colaboradores determinados actos como las audiencias del Jubileo, de las que se encarga el arzobispo Rino Fisichella. Pero el pontífice no cuenta con una persona que ejerza como su mano derecha propiamente dicho. Distinto, por ejemplo, era el caso de Benedicto XVI, quien tenía a monseñor Georg Gänswein o de Wojtyla, que contaba con Stanislaw Dziwisz.
Cuarta hospitalización
En estos momentos, el papa argentino sigue gobernando la Iglesia católica desde la planta décima del hospital Gemelli de Roma, donde permanece hospitalizado.
Se trata de la cuarta vez que Francisco entra en este apartamento que montó Juan Pablo II, quien lo llegó a bautizar como Vaticano 3 debido a sus frecuentes ingresos.
En sus casi doce años al frente de la Iglesia católica, al representante primero de la Iglesia se le ha extirpado una parte del colon y se le ha operado de una hernia abdominal, aunque también ha pasado por el Gemelli por culpa de la bronquitis.
Las últimas noches han sido “tranquilas”, pero Francisco tuvo una crisis respiratoria el pasado sábado que requirió de oxígeno y transfusiones de sangre por un episodio de anemia. En el texto del rezo del ángelus escrito por el propio papa y distribuido por el Vaticano en las últimas horas, el pontífice muestra su “confianza”. “Sigo con los tratamientos necesarios (…) El descanso también forma parte de la terapia”, ha eludido.