El conservador Michel Barnier ha sido nombrado como nuevo primer ministro de Francia por Emmanuel Macron y con el apoyo de Marine Le Pen. Barnier se desempeñó con anterioridad como comisario europeo, y ahora recibe de Macron el bastón de mando tras unas elecciones que arrojaron unos resultados que dejaban un panorama de lo más incierto en cuanto a quién ocuparía este cargo.

 

Las reticencias de la izquierda ante este nombramiento no se han hecho esperar. Desde La Francia Insumisa, han calificado la decisión de 'golpe de poder' de Macron y han convocado una movilización para el sábado 7 de septiembre, con el objetivo de protestar ante este relevo acordado con la ultraderecha. "Macron, que disolvió la Asamblea al servicio del RN, nombra a un primer ministro de derechas después de haber manchado la democracia al negar la victoria del NFP. Ya es suficiente: a la calle este sábado 7 de septiembre en toda Francia", han reivindicado.

 

"Humo marrón tras el nombramiento del primer ministro. Macron y Le Pen unen fuerzas contra el pueblo y se burlan del resultado de unas elecciones democráticas", ha escrito por su parte el diputado Aurélien Le Coq.

 

Por su parte, Marine Le Pen ha celebrado el nombramiento al tiempo que ha exigido al propio Barnier que "respete a los once millones de franceses que votaron por la Agrupación Nacional". "Estaremos atentos al proyecto que llevará a cabo y atentos a que las aspiraciones de nuestros votantes, que representan un tercio de los franceses, sean escuchadas y respetadas", ha añadido la ultraderechista.

 

En cuanto a los resultados electorales, la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular resultó victoriosa, logrando 182 escaños en la Asamblea Nacional tras la segunda vuelta. Ensemble, la coalición centrista, acabó en segundo lugar con 168 electos, mientras que la formación ultraderechista Agrupación Nacional cerró el podio con 143 asientos. Los Republicanos fueron la cuarta fuerza a enorme distancia, con 45 parlamentarios, pero ello no ha impedido a Macron darle la cabeza ministerial a su representante con el apoyo de la extrema derecha, suscitando el evidente enfado de las fuerzas de izquierdas. Ahora, Barnier tiene la responsabilidad de formar gobierno dos meses después de las elecciones, pero está por ver si puede sacar adelante el mandato ante la complicada aritmética política y social que tiene por delante.