Al menos 31 personas han muerto y otras 101 han resultado heridas tras los primeros ataques de la nueva operación militar ordenada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra posiciones de la insurgencia hutí en Saná, la capital yemení.
"Estas masacres provocaron la caída de 132 civiles desarmados, incluidos 31 mártires y 101 heridos, la mayoría de los cuales eran niños y mujeres", ha informado el portavoz del Ministerio de Salud de los rebeldes, Anis al Asbahi, en una publicación en su cuenta en la red social X en la que ha aclarado que se trata de un "balance preliminar" puesto que "la búsqueda sigue en curso".
Previamente, desde el Ministerio de Salud de las autoridades hutíes habían confirmado un primer balance difundido por la cadena de televisión panárabe Al Mayadin, que hablaba de 13 muertes, denunciando que todas eran víctimas civiles. "Condenamos y denunciamos el crimen de atacar a civiles y bienes de carácter civil, lo que se considera un crimen de guerra en toda regla que se suma al historial criminal de la alianza malvada y una flagrante violación de todas las leyes y convenciones internacionales", ha sentenciado Al Asbahi en su publicación.
Por su parte, el miembro del politburó del movimiento Ansarulá (los hutíes), Mohamad al Bujaiti, ha asegurado que "la implicación de Estados Unidos en la agresión contra Yemen es injustificada" y que las milicias responderán "a una escalada con otra".
Trump ya anunció este ataque
Este ataque ya fue avisado por Donald Trump este sábado, en el marco del comienzo de una "operación militar a gran escala". Descrita por el excéntrico magnate como una "acción militar decisiva y contundente", se trata de una respuesta a la campaña de ataques de los hutíes contra la navegación en el mar Rojo. Es un movimiento significativo, ya que la milicia yemení es apoyada por Irán.
El dirigente norteamericano se pronunció en estos términos en TruthSocial, su red social, además de ordenar a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos que "emprendan una acción militar decisiva y contundente contra los terroristas hutíes en Yemen, quienes han librado una campaña implacable de piratería, violencia y terrorismo contra buques, aeronaves y drones estadounidenses y de otros países". Trump no esconde que se trata de un toque de atención a Irán, a los que ha exigido abiertamente que cesen "inmediatamente" su apoyo a los hutíes, a quienes califica como "terroristas", si no quiere sufrir la respuesta de Estados Unidos.
Fuentes de seguridad estadounidenses confirmaron a The New York Times minutos antes del inicio de la operación de Trump que "decenas de objetivos" bajo el control hutí en Saná serán bombardeados en los próximos días. El punto de mira de Estados Unidos está en el arsenal del grupo armado, que se encuentra enterrado a gran profundidad. El ejército norteamericano ya ha realizado ataques contra territorio yemení en el pasado. El presidente ha calificado la respuesta ordenada por Joe Biden, predecesor de Donald Trump en la Casa Blanca, como "patéticamente débil", apuntando también que "no ha impedido a los hutíes, sin control alguno, seguir atacando".
"Nuestros valientes combatientes están llevando a cabo actualmente ataques aéreos contra las bases, líderes y defensas antimisiles de los terroristas para proteger los activos marítimos, aéreos y navales estadounidenses", ha anunciado Trump. El presidente no se esconde, y promete que utilizará "una fuerza letal abrumadora hasta lograr el objetivo".
Esta es la primera ofensiva militar de Trump en su segundo turno en la Casa Blanca. En medio de las negociaciones para 'pacificar' Gaza y expulsar a los palestinos de su hogar, el mandatario da un aviso a uno de sus mayores enemigos en Oriente Medio: Irán. El Gobierno de Alí Jamenei apoya a los rebeldes hutíes, quienes llevan desde que Israel inició el asedio al enclave palestino atacando a la navegación internacional en el mar Rojo. Según Trump, "han bloqueado el transporte marítimo en una de las vías fluviales más importantes del mundo, paralizando vastas franjas del comercio global y atacando el principio fundamental de la libertad de navegación, del que depende el comercio internacional".