Anunciar la muerte del terrorista más perseguido del momento, Abu Bakr al Baghdadi, líder de Daesh, era el hecho relevante que faltaba en el currículum del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Una victoria en una etapa en la que, por un lado, los demócratas tratan de buscar a un líder capaz de derrotar a Trump en las urnas y, por el otro, no hay ni un solo republicano de peso para batirse con él en primarias.

Al igual que hiciera su antecesor, Barack Obama, con este asesinato, Trump hace historia en la lucha contra el terrorismo internacional. Sin embargo, ¿ha sido esta empañada por las habituales formas del presidente a la hora de comunicar el mensaje a la nación?

La operación

Veinticuatro horas antes de dirigirse al pueblo estadounidense en particular y al mundo en general, Donald Trump, realizó un comentario vía Twitter, como ya es común en él: “¡Algo muy grande acaba de suceder!”

Estas fueron literalmente las palabras que empleó el presidente y que, durante más de 12 horas, hicieron rechinar los dientes de medio mundo. ¿Por dónde saldrá ahora? Mezclar cierta dosis de suspense con un poco de Donald Trump, nunca ha sido buena combinación.

Y de repente, la noticia llegó a nuestras pantallas y con ella una orquestación propagandística digna de la mejor película de Hollywood. Abu Bakr al Baghdadi, número uno de Daesh había sido asesinado en una operación que tuvo lugar en Idlib (Siria) y que fue dirigida por el general Howell y llevada a cabo por los Navy SEAL, principal fuerza de operaciones especiales de la Armada de los Estados Unidos junto a los Delta Force, del Ejército. La misión llevó, además, el nombre de la cooperante estadounidense, Kayla Mueller, secuestrada en Alepo por el grupo terrorista y que murió bajo la custodia de Daesh después de ser utilizada como esclava sexual.

Sin embargo, la historia del operativo, en el que han participado Turquía, Siria, Rusia y las fuerzas kurdas (SDF), contó también con un héroe poco común. Se trata del perro que ayudó a dar caza al terrorista. Convertido en la figura del momento, fue inmediatamente evacuado por los Navy SEAL y alabado por el presidente en Twitter. Estados Unidos tiene un nuevo héroe nacional y es un ‘can’.

En la operación para dar muerte al líder terrorista, resultaron además muertos tres de sus hijos y dos mujeres. Este era el tercer intento confirmado para atrapar a Al Baghdadi que, como ha trascendido a los medios por parte de la administración estadounidense, detonó su cinturón de explosivos al verse arrinconado por un equipo de élite de hasta 70 personas.

Dos de los soldados que participaron en el operativo resultaron heridos leves y otro integrante de mayor gravedad.

El mensaje

“Al baghdadi era brutal y violento y murió de una manera brutal y violenta, como un cobarde. (...) Anoche fue una gran noche para Estados Unidos y para el mundo. Un asesino brutal que ha causado mucho dolor y desesperación fue finalmente eliminado. Nunca dañará a personas inocentes, hombres, mujeres o niños. Murió como un perro. Murió como un cobarde”. Con estas palabras Donald Trump comparecencia por fin ante los medios de comunicación.

Quizá no fuera la forma más correcta ni la terminología más apropiada para comunicar el gran éxito. Uno más- de la inteligencia estadounidense. Pero es que Trump no es diplomático. Trump es un ‘business man’. ¿Y qué hacen los ‘business man’? Rentabilizar su trabajo.

El presidente, una vez más, más trató de comunicar una noticia y, una vez más, él se convirtió en la noticia. La fotografía junto a su gabinete de crisis en la famosa “Sala de Situaciones de la Casa Blanca”, recuerda a la que en su día se realizó a Barack Obama en plena misión para dar caza al líder de Al Qaeda, Osama Ben Laden, en Pakistán (2011).

La puesta en escena

Comparar ambas fotografías es comparar a su vez los estilos de liderazgo y personalidad de, posiblemente, los presidentes más mediáticos de la historia de Estados Unidos.

La imagen difundida por la administración de Donald Trump, demuestra una cuidada escenografía, en que todos los elementos de la composición -de izquierda a derecha: Mark Esper, Secretario de Defensa, Mike Pence, Vicepresidente, Donald Trump, Robert O'Brien (Asesor de Seguridad Nacional), el General Mark A. Milley, Jefe de Gabinete, y Marcus Evans, Director Adjunto de Operaciones Especiales del Estado Mayor- se dirigen a cámara.

Por otro lado, la imagen en la que fue retratada Barack Obama hace 8 años, muestra desenfado y preocupación por la escena que tienen frente a sus ojos. Ataviados con ropa informal, Hillary Clinton, entonces Secretaria de Estado, se lleva la mano a la boca en un gesto de sorpresa. En esta imagen, además, solo hay un representante militar uniformado mientras que a Trump le acompañan dos generales. Claramente en la imagen del demócrata, Obama, no es el protagonista sino más bien un elemento secundario, mientras que en la escena del líder republicano, él es el centro del bodegón.

 

 

La muerte

También ambos presidentes difieren a la hora de gestionar los restos mortales de ambos terroristas. Días después de la muerte de Osama Ben Laden, las autoridades estadounidenses aseguraron a los periodistas que el cuerpo del líder de Al Qaeda fue tirado al mar. Todo se realizó en la más estricta discreción. Las imágenes del cadáver fueron mostradas a miembros del Congreso y nunca fueron publicadas.

En el caso de la muerte de Al Baghdadi, Dana Shell Smith, subsecretaria adjunta de Estado, advirtió en su momento a Donald Trump que, adoptar un tono de celebración, como el que pareció haber tomado, en una cuestión tan relevante para la nación y el mundo, puede “dañar el merecido reclamo a la moral” y la imagen de la administración. El cuerpo de Al Baghdadi, que se inmoló, resultó desintegrado en el momento, bajo un túnel estrecho. Ahora queda en la mano de la administración estadounidense adoptar un tono responsable frente a posibles filtraciones.