El fracaso de la ultraderecha en Francia evidencia cómo solo el distanciamiento de la derecha de las posturas más radicales, es una gran ayuda para frenarlas. El propio presidente francés, Emmanuel Macron, ha destacado que las proyecciones de las segunda vuelta de las elecciones legislativas celebradas este domingo demuestran que "ha funcionado" el "cordón republicano" para evitar una victoria de las candidaturas de extrema derecha.
"El cordón republicano ha funcionado y el bloque centrista ha resistido bien", ha apuntado, según fuentes del entorno presidencial citadas por TF1-LCI.
Cabe recordar que las proyecciones sitúan al Nuevo Frente Popular como formación con más diputados (180-215), seguido de Juntos por la República (150-180 diputados) y Agrupación Nacional (120-150 diputados). Dado que la Asamblea cuenta con 577 escaños, la mayoría absoluta se sitúa en 289.
Parar a la ultraderecha ha sido, sin lugar a dudas, la prioridad para las fuerzas democráticas francesas y todo apunta a que lo han conseguido. La derecha del país ha dejado claro su distanciamiento con las posturas de Le Pen, al igual que ha ocurrido en Alemania, donde la derecha ha rechazado radicalmente cualquier pacto con la ultraderecha, a la que tachan de forma expresa "xenófoba" y "antisemita".
"No hay nadie que me supere en el claro rechazo y distanciamiento de este partido. Ese partido es xenófobo. Ese partido es antisemita. No tenemos nada que hacer con esta gente y no va a haber ningún acuerdo", aseguraba en una entrevista de televisión hace alrededor de un mes el líder de la CDU sobre el grupo Alternativa para Alemania. Friedrich Merz insistiía, en relación a un posible pacto con la ultraderecha alemana, que, según las encuestas, ya es la segunda fuerza en el país, en que "ni en secreto, ni en público, ni sobre la mesa, ni bajo la mesa"." Conmigo y con nosotros, no", zanjaba.
España, la excepción
España, sin embargo, mantiene una postura diametralmente opuesta. En nuestro país el Partido Popular gobierna con la ultraderecha en cinco comunidades autónomas y en más de un centenar de municipios. La extrema derecha española no solo sostiene gobiernos 'populares', sino que ha entrado de lleno en las instituciones, modificando de forma sustancial la agenda de la formación de Alberto Núñez Feijóo.
Atrás ha quedado la frase de Pablo Casado durante la moción de censura presentada por Vox contra Pedro Sánchez recalcando: "No se equivoque, ustedes y nosotros no somos lo mismo".
Las líneas entre ambas formaciones han ido difuminándose de tal modo, que el expresidente de la Xunta de Galicia ha acabado repitiendo postulados del partido de Santiago Abascal que chocan con muchas de las declaraciones realizadas cuando estaba al frente del gobierno gallego.
En el Partido Socialista tienen claro "la deriva ultraderechista de Alberto Núñez Feijóo será su triste legado a la historia del conservadurismo en España". *Feijóo acabará devorado por los ultras, porque todo el mundo prefiere el original a la copia. El camino que ha elegido Feijóo solo lo llevará a más irrelevancia política", han subrayado desde la formación a raíz de los resultados en Francia.
Por el momento, la gestión diaria en España está llena de ejemplos de la huella de la ultraderecha, con la supresión y modificación de normas y discursos que atañen a la memoria democrática, la violencia de género, los derechos LGTBIQ+, el cambio climático o la inmigración, asunto este último, sobre el que en los últimos días también Vox ha marcado el paso al Partido Popular.