El perfil del socialista destinado a ser el primer ministro portugués que permanecerá más tiempo en el cargo desde la Revolución de los Claveles tras la inédita mayoría absoluta conseguida ayer, es amplio y con muchos ángulos que denotan una rica y fuerte personalidad.

Antonio Costa no tendrá que esconder orígenes marxistas ni izquierdistas pues sus orígenes lo delatan desde su infancia. Pertenece a una familia potentemente activa y luchadora contra la dictadura de António de Oliveira Salazar. Su padre, Orlando Costa, escritor comunista con orígenes en la excolonia portuguesa de Goa -uno de los veintiocho estados de la actual India- fue detenido por su lucha contra Salazar. Su madre era periodista, sindicalista y de tenaces convicciones feministas. En ese ambiente se crió el socialista y con esos mimbres solo podía salir un cesto de izquierdas. Por eso Costa se afilió a las Juventudes Socialistas a los 14 años.

Sobrino y pasante de Jorge Sampaio

Estudió Derecho y ya apuntaba maneras cuando dirigió la asociación de estudiantes la Facultad. Luego de concluir sus estudios, ya como abogado, ejerció de pasante en el despacho de su tío, Jorge Sampaio. Este, fallecido en septiembre pasado, fue presidente de la República de 1996 a 2006.

Curiosidades desde la alcaldía de Lisboa

Llega al Parlamento luso en 1991 al tiempo que ocupa distintos cargos internos en el Partido Socialista pero alcanzó la fama política y se hizo un rostro hiperconocido entre los portugueses gracias a ser alcalde de Lisboa tras recuperar tan importante bastión para los socialistas en 2007. Luego se repite la historia de ayer, fue a más encadenando dos mayorías absolutas. Con gestos como organizar una carrera entre un Ferrari y un burro para protestar por el pésimo estado de las infraestructuras y exigir una conexión en metro incremento su fama. También abriendo un despacho como alcalde en una zona marginal de Lisboa. Curiosamente, años después, convirtió el barrio en el más “cool” del mundo, según decidió la revista Time out. También abrió a los ciudadanos los domingos el palacete de São Bento, su residencia oficial aunque Costa sigue viviendo en su piso familiar. En 2015 dejó la alcaldía para entrar en la competición de la presidencia del Gobierno.

Portada de la revista portuguesa Caras con la familia del primer ministro portugués, Antonio Costa.

“El político Duracell”

Atesora mucha experiencia también en política nacional pues fue ministro de Asuntos Parlamentarios, Administración Interna y de Justicia con António Guterres y José Sócrates. En la Cámara legislativa fue portavoz parlamentario y en el Parlamento Europeo, vicepresidente. Un todoterreno de la política. Por ello se le bautizó como “el político Duracell”.

“El mejor político de su generación pero también el más implacable”

En todo ese largo viaje se forjó su carácter de político de tenaz, persuasivo, trabajador incansable, pragmático y temperamental con un humor muy caústico. Ideológicamente es un socialista pragmático aunque se halle más cerca de la izquierda que del liberalismo. “António Costa es un hombre de izquierdas con una enorme capacidad de diálogo a la derecha”, afirma José Miguel Júdice además de calificarlo como “el mejor político de su generación” aunque también “el más implacable”. “Es muy emocional, pero con gran autocontrol”,

Durante la campaña ha sido habitual verlo acompañado de su esposa, Fernanda Tadeu, profesora con la que se casó en 1987 y con la que tiene dos hijos. A pesar de tener residencia oficial como presidente, Costa y su familia siguen viviendo en su casa particular.

Iba de alto cargo a Bruselas

Su fulgurante y experimentada carrera política y su buena consideración entre los socialistas europeos, habían alimentado los rumores de que Costa tenía reservado un puesto de relevancia en dos años en Bruselas. Pero este admirador de Churchill y de Gorbachov e hincha del Benfica, tendrá que esperar al destino bruselense ya que una mayoría absoluta, un respaldo enorme y una victoria aplastante en las elecciones generales de ayer en Portugal, le han dicho claramente: “António no te vayas todavía, no te vayas por favor”.