En 2007, Ecclestone abiertamente condicionó el contrato de la Fórmula 1 a la victoria de Francisco Camps en las elecciones autonómicas. El magnate alegó que él creía “en las personas” y dejó claro que no firmaría “hasta después de las elecciones, cuando gane Camps”, con quien, según aseguró, “había conectado desde el principio”.

Conectados
Era cierto que estaban “conectados”, pero no en el sentido que Ecclestone había pretendido trasmitir con su afirmación, sino a través de una pieza clave en el contrato conseguido finalmente por Camps: Alejandro Agag, socio del magnate británico y yerno del expresidente Aznar. Él intercedió para que la Fórmula 1 se instalara en la ciudad de Turia, a cambio, claro, de una comisión. Agag y Ecclestone se habían conocido en 1995 en la República de San Marino, en los días en los que se disputaba su Gran Premio.

Una "guerra en la que se metió a los valencianos sin comerlo ni beberlo"
Camps repetía una y otra vez que la Fórmula 1 era buena para Valencia y para España, pero lo cierto es que, como dijo la socialista Carmen Alborch, que fue candidata a la Alcaldía de esa ciudad, se trataba de “una guerra en la que se han metido los valencianos sin comerlo ni beberlo”. Una encuesta realizada por el Instituto Opina, entonces, señaló que el 66% de los entrevistados, residentes en Valencia, no querían un circuito urbano, y que solo un 20% respaldaba el proyecto.

El canon de más de 20 millones
La carrera, que se celebra anualmente en la ciudad de Valencia, ha sido una sangría para las arcas de la Generalitat. Según un informe de la Sindicatura de Comptes, la Sociedad Proyectos Temáticos de la Comunidad Valenciana, en 2010, pagó  20,5 millones de euros en concepto de canon, un importe que el Gobierno de Camps prometió que no saldría de las arcas públicas. Además, a pesar de la opacidad que ha rodeado estos contratos, el auditor detectó otros dos millones de euros gastados en concepto de “organización del gran premio", según publicó El País este pasado diciembre.

Lo que paga Canal Nou
Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), por su parte, pagó por los derechos de emisión del campeonato de Fórmula 1 para las temporadas de 2010-2013. El ente se comprometió a pagar en julio de 2009 a Bernie Ecclestone un total de 22 millones de euros más IVA por los derechos de emisión del citado campeonato "de forma no exclusiva y en lengua valenciana para el territorio de la Comunidad Valenciana". En 2010, que fue el primer año del contrato en vigor, la cadena autonómica tuvo que pagarle a Ecclestone otros 4,4 millones de euros.

La cena de Camps con Ecclestone en julio
Lo que sí está claro es que Camps se lo tomó bien a pecho. En julio pasado, el aun presidente valenciano cerró el nuevo contrato de la Fórmula 1 que lo garantiza hasta el año 2021 en una cena con Ecclestone, horas después de que el juez instructor del caso Gürtel en Valencia, José Flors, ordenara la apertura de juicio contra él, en medio, probablemente, de uno de los momentos más críticos de su carrera política.

Barberá, el relevo de Camps
Con Camps fuera de la vida política, es su amiga Rita Barberá la que lidera el empeño de mantener la Fórmula. Este diciembre, la alcaldesa se ha reunido con Ecclestone en Londres. Aprovechó el viaje del Valencia, que tenía una cita con el Chelsea, para colarse en la delegación oficial. La comitiva fue informada un día antes del viaje.

Fabra toma las riendas de la negociación
En realidad, Barberá no tiene mucho que decir en esta “guerra”, dado que el sucesor de Camps en la Generalitat, Alberto Fabra, ha tomado las riendas de las negociaciones del Gran Premio de Europa después del cierre de Valmor Sport, la empresa creada para gestionar el evento, con grandes pérdidas. El vicepresidente José Císcar ha asegurado en la presentación de las medidas de recorte llevadas a cabo por el Gobierno autonómico que se está elaborando una carta que se enviará a Bernie Ecclestone con la intención de convocar un encuentro para renegociar las condiciones del contrato.