La elevada presencia de franquistas en las filas de Vox, algunos de ellos con puestos destacados en el organigrama, no es una revelación inédita. Sin embargo, como ya sucediese con los restos del dictador, afloran orgullos de su condición cuando se dan pasos democráticos para hacer justicia y reparar el dolor de las cientos de miles de víctimas del régimen. El último escollo que han encontrado estos ultraderechistas para patalear ha sido la resignificación de Cuelgamuros, anteriormente Valle de los Caídos, que será transformado gracias al proyecto de ‘La base y la cruz’.

A las puertas del 50 aniversario de la muerte del tirano, los de Santiago Abascal berrean a través de redes sociales, sumándose a grupúsculos como Hazte Oír y la Fundación Francisco Franco, chiringuito al que le quedan dos telediarios dentro de la legalidad.  “Debemos defender el Valle de los Caídos”, ha compartido en sus redes sociales el tesorero y miembro del Comité Nacional de Vox, Pablo Sáez. “Por dignidad, por valores. Para que no cambien su significado”, añade su propia publicación, que ha recuperado para la ocasión.

El que gestiona las cuentas de la ultraderecha, plagada de préstamos húngaros y de donaciones sancionadas por el Tribunal de Cuentas, acompaña su arenga con una fotografía en la que parece querer posar con semblante de tipo duro, perfecta para la defensa de la patria a través de redes sociales. Más clásicos han sido los de la agrupación de exaltados Hazte Oír, que han tirado del clásico rezo del rosario, con el que también hostigan a las mujeres que quieren ejercer libremente su derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

Unos pocos beatos han querido aprovechar el domingo y, entre el vermú y la comida, han pronunciado unas oraciones frente a la esperpéntica cruz. Sin embargo, su valiente maniobra no se ha detenido ahí, sino que han abierto una especie de recogida de firmas para pedirle al mismísimo León XIV que frene lo que consideran una “profanación”. Si bien puede ser que pillen al Papa ocupado con la destitución del obispo pederasta de Cádiz, caso sobre el que Hazte Oír ha olvidado pronunciarse. No hay rúbricas en cuadernillos para este cometido.

Primero fue Franco, luego Primo de Rivera, y ahora la Basílica, las obras de arte y posiblemente los monjes del Valle de los Caídos”, clama Ignacio Arsuaga, presidente del pseudosindicato ultra. Una especie de alusión al poema de Martin Niemöller, que alude a la persecución que los nazis lanzaron contra comunistas, socialdemócratas, sindicalistas y judíos. “Por si fuese poco, hay informaciones (de un medio de Vox) que apuntan a que el proyecto podría implicar retirar la estatua de La Piedad de la entrada de la Basílica y las de los cuatro evangelistas que hay en la base de la Cruz”, solloza.

Como eran pocos, el trío amoroso de nacionalcatolicismo lo ha completado la Fundación Francisco Franco, tocada desde que vieron zarandearse los huesos de su ídolo por el cielo de Madrid. “El Gobierno socialista/comunista/secesionista de España”, ha espetado el grupo, “pretende borrar el sentido religioso y reconciliador del monumento para imponer una visión sectaria y totalitaria del pasado, al más puro estilo de los talibanes cuando en marzo de 2001, en Afganistán, ordenaron la destrucción sistemática de las estatuas de Buda de Bamiyan”. Sin rubor, la fundación de onanismo franquista llama totalitario a un Gobierno democrático.

“Ante la impotencia que los cristianos españoles sentimos en estos momentos hacemos un llamamiento, a todos nuestros hermanos en Cristo, cualquiera sea su nacionalidad (no ha transcendido si Vox está de acuerdo con este punto), a lo largo de todo el mundo, para que nos ayuden con sus oraciones y todas las acciones mediáticas que sean necesarias para evitar que tamaño sacrilegio se produzca”, han trasladado. “Movilicémonos”, han concluido el tercero de los jinetes de esta contienda. La triple entente nacionalcatólica, entre rosarios, brummel y huesos aerotransportados.  

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