La victoria de Donald Trump se resiente ya en Silicon Valley. Las grandes empresas tecnológicas del país han eliminado o dulcificado sus planes de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés) en las últimas semanas. Decisión que ha caído a plomo sobre el Palacio de La Moncloa, cuyo inquilino se resiste a entregar la cuchara ante el avance de los "tecnoligarcas" y de la "multinacional ultraderechista". El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha urgido a la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y al titular de Economía, Carlos Cuerpo, para que llamen a consultas a empresas como Google, McDonald's, Amazon o Meta para instarles a corregir el rumbo y regresar a las cuotas de igualdad.

Ante tales recortes en materia de diversidad, Sánchez ha optado por mover ficha y, al menos, plantar cara a los retrocesos infundados desde la “multinacional negacionista”. Por ello, en el marco de la interparlamentaria del PSOE, ha anunciado que este mismo martes dio instrucciones al ministro de Economía y a la responsable de Igualdad para que convoquen ambos a las grandes empresas presentes en España y pedirles que subsanen estos intentos por mermar las cuotas de igualdad. Maniobra que no ha estado acompañada por un reproche directo a Donald Trump, aunque sí se ha referido al magnate estadounidense de manera sucinta y al vincularlo con las decisiones de compañías como Google, Meta o Amazon, así como la cadena de comida rápida McDonald’s, que suprimen o suavizan la inclusión social en sus estructuras.

Desde el desembarco -de nuevo- de Trump en la Casa Blanca, grandes empresas se han dejado seducir por su soflamas y han optado por aparcar, cuando no eliminar, sus objetivos de inclusión. Pero eso no entra en los planes del presidente del Gobierno, que desde el Congreso de los Diputados anunciaba este martes la decisión y mandando un mensaje claro, directo y conciso a tales firmas, pero también al nuevo máximo mandatario estadounidense: “Quiero que les dejen claro que en España no renunciamos a la igualdad, porque es necesaria para una sociedad justica y porque es esencial para el crecimiento económico, así como la competitividad”.

Ni un paso atrás

Durante la enumeración de los cinco pilares que cimentarán la acción de Gobierno para este reinicio del curso, Sánchez situado en quinto lugar la “reducción de la desigualdad en España”, que ya de por sí es un país “desigual”. Para cumplir con este compromiso es imperativo, por tanto, laminar o, como mínimo, romper la brecha salarial entre hombres y mujeres. O al menos continuar implementando la integración intergeneracional, social, territorial, combatir el racismo o garantizar un acceso igualitario al empleo público o privado con el objetivo de que “la hija de un transportista pueda llegar a CEO o a jueza”. Alusión, además, al anteproyecto presentado por Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes para democratizar el acceso a la judicatura.

Por esta razón, el jefe del Ejecutivo ha percutido en que España no dará “ni un paso atrás” en tales términos, profundizando en que dio orden a los ministros para llamar las empresas para solicitarles que “corrijan el error” y, al mismo tiempo, mandar un mensaje: “No recnunciamos a la igualdad. Queremos ser el primer país del mundo que cierre la brecha de género y no aceptamos que nadie se aleje de ese objetivo, ni tan siquiera un operador privado”, remachaba el presidente.

Recortes trumpistas

El impacto de las políticas de Donald Trump sobre la diversidad y la inclusión en el gobierno federal ha llegado también a las grandes corporaciones de Estados Unidos, que han comenzado a revertir las iniciativas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) implementadas en los últimos años. Este giro se refleja en las empresas que, a pesar de haber logrado algunos avances en cuanto a la representación de grupos subrepresentados, siguen enfrentando importantes brechas, sobre todo en los puestos de liderazgo.

McDonald's, por ejemplo, fue pionero en reducir sus programas DEI tras la llegada de Trump a la Casa Blanca. Aunque ha alcanzado un 30% de representación de personas de grupos subrepresentados (como afroamericanos y latinos) en sus altos cargos, la paridad de género es mucho más difícil de lograr. En los restaurantes, la paridad es casi exacta, con un 54% de mujeres y un 46% de hombres en las plantillas, pero en la alta dirección, solo el 30% de los cargos están ocupados por mujeres, y el 70% son hombres.

Amazon, por su parte, ha reducido parte de sus iniciativas de diversidad a nivel directivo, aunque mantiene una fuerza laboral diversa en términos raciales y de género, con un 44% de mujeres en su plantilla global. Sin embargo, el 74% de sus altos cargos siguen siendo ocupados por hombres. En cuanto a Meta (anteriormente Facebook) y Google, ambas compañías han eliminado los objetivos de contratación para empleados de colectivos tradicionalmente subrepresentados, como afroamericanos, latinos y mujeres. En Meta, solo el 36% de los altos cargos son mujeres, y menos del 5% son afroamericanos, muy por debajo de su peso en la población estadounidense.