La flotilla desplazada a Gaza para abrir un corredor humanitario y distribuir ayuda entre la población ante la ofensiva del estado genocida de Israel ha alcanzado la categoría de debate nacional. La conversación política gira en torno a los activistas que denuncian las atrocidades del Gobierno de Benjamin Netanyahu, con la derecha y la ultraderecha uniendo voces contra los hombres y mujeres comprometidos con la causa palestina. Críticas que a ojos de representantes de la izquierda parlamentaria son un detector del “mal”, además de poner en el foco a quienes están al servicio del estado hebreo. “Con rojigualda o estelada”, sentencia, entre otros, el portavoz del Grupo Republicano, Gabriel Rufián.

Para el dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) cree que a estas alturas de la película “sólo un idiota malvado o un idiota malvado pagado defiende a Israel”. No es la primera vez que sugiere que el estado hebrero tiene comprada a toda la derecha y ultraderecha; tanto catalana como española. “Con rojigualda o con estelada”, esgrimía el portavoz independentista. De hecho, entiende que gracias a la “flotilla” saben perfectamente “quiénes son”. “Sólo por eso ha valido la pena”, sentencia.

Los activistas, interceptados en Israel

Las autoridades israelíes han confirmado este viernes que los 470 activistas que viajaban en la Flotilla Global Sumud han sido sometidos a un “proceso de inspección” tras ser trasladados al puerto de Asdod, después de que la Marina interceptara la expedición en aguas internacionales rumbo a la Franja de Gaza. Todos ellos afrontan ahora un procedimiento de deportación. La Policía de Israel ha detallado que los pasajeros han pasado a disposición de la Autoridad de Población y Migración y del Servicio de Prisiones, encargados de completar los trámites previos a su expulsión. En la operación participan más de 600 agentes, de acuerdo con informaciones del diario The Times of Israel.

Según los datos facilitados, los activistas se desplazaban en 41 embarcaciones que fueron interceptadas entre la noche del miércoles y el jueves. Solo un barco de la flotilla sigue navegando con destino a Gaza, aunque las Fuerzas Armadas ya han advertido que será igualmente abordado si entra en la zona de exclusión naval establecida frente a la costa palestina. El Ministerio de Exteriores israelí aseguró el jueves que ninguno de los barcos consiguió romper el “bloqueo naval” vigente sobre el enclave y confirmó la detención de la totalidad de los participantes. “La provocación ha terminado”, afirmó en un comunicado.

Denuncia de la flotilla

Desde la organización Global Sumud Flotilla se ha denunciado lo ocurrido como un “ataque ilegal contra activistas desarmados” cuyo único propósito era trasladar ayuda humanitaria a la población gazatí. En un comunicado, los organizadores defendieron su acción como un ejercicio de desobediencia civil frente a lo que describen como una “normalidad genocida” derivada de la ofensiva israelí en Gaza, desencadenada tras los atentados del 7 de octubre de 2023 liderados por Hamás.

La campaña militar de Israel sobre la Franja ha dejado hasta la fecha más de 66.200 palestinos muertos, según las autoridades locales, controladas por Hamás. Entre las víctimas se contabilizan al menos 455 fallecidos por hambre y desnutrición, incluidos 151 niños, como resultado directo del bloqueo que impide la entrada suficiente de alimentos y medicinas. El norte de Gaza ha sido declarado zona de hambruna, un hecho que ha provocado una creciente ola de críticas internacionales hacia el Ejecutivo israelí y su Ejército, acusados de obstaculizar de manera sistemática la entrega de ayuda humanitaria en el enclave.

Israel justifica el bloqueo marítimo de Gaza como una medida de seguridad para impedir el suministro de armas a Hamás y otros grupos armados. Sin embargo, las organizaciones humanitarias y gran parte de la comunidad internacional sostienen que esta política constituye un castigo colectivo sobre una población civil ya devastada por los bombardeos y el desplazamiento forzoso. La interceptación de la flotilla reabre el debate sobre la legalidad de este bloqueo y sobre el papel de los movimientos internacionales de solidaridad, que intentan romperlo periódicamente para hacer llegar alimentos, medicinas y material de primera necesidad.

Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes

Síguenos en Google Discover